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Compras navideñas, ¿por qué son tan difíciles?
Ya ha llegado la Navidad y para muchos de nosotros es sinónimo de reuniones familiares, comilonas, adornos y papel de regalo. Pero estas fiestas también pueden ir acompañadas de estrés e incertidumbre. Elegir el menú perfecto para Navidad, el mejor regalo para nuestros hijos o comprar ese detalle para nuestra compañera de trabajo, no siempre es fácil. ¿Por qué nos sentimos sobrepasados con las compras navideñas?
La paradoja de la elección
El psicólogo americano Barry Schwartz emplea el término “paradoja de la elección” para explicar este fenómeno. Defiende que el ser humano necesita variedad para tener una mayor sensación de bienestar y libertad, pero, a mayor número de opciones, más insatisfechos estaremos con las decisiones tomadas. Esta paradoja influye tanto en elecciones que podemos etiquetar como vitales, por ejemplo, escoger la carrera que se quiere estudiar, como en actos que realizamos en nuestro día a día, como puede ser elegir el tipo de leche que acompañará nuestro café por las mañanas.
Imaginemos que hemos decidido regalar un jersey. Aunque ya hemos tomado una decisión “comprar un jersey” nos enfrentamos a infinidad de opciones: marcas, colores, diseños, estampados, precios… lo que nos puede resultar abrumador, e incluso empujarnos a posponer la compra.
Dificultades a la hora de tomar una decisión
Schwartz analizó cuáles son las dificultades más comunes que nos encontramos a lo hora de tomar decisiones cuando disponemos de un sinfín de posibilidades:
- Parálisis: El tener ese exceso de alternativas a la hora de hacer un regalo por Navidad o elaborar un menú, puede bloquearnos y en ocasiones conducirnos a no tomar una decisión por esa dificultad de elección ante tantas opciones.
- Altas expectativas: Cuanto mayor es el número de productos similares que podemos adquirir, más crecen nuestras expectativas sobre la posibilidad de comprar lo mejor. Es por ello, que es muy común que acabemos sintiéndonos decepcionados con nuestra compra.
- Coste: Independientemente de la decisión que hayamos tomado, haremos un balance de lo que hemos ganado y perdido con esa elección. Por lo que seguiremos recordando las bondades o puntos positivos de los otros productos, y acabaremos igualmente insatisfechos.
- Culpa: Es frecuente sentirnos culpables por no haber sabido valorar todas las posibilidades y creer que no hemos elegido la opción óptima.
No obstante, no todos somos el mismo tipo de compradores. Hay gente que necesita valorar el mayor número de opciones posibles para tomar una decisión mientras que otras personas, hacen compras más impulsivas o están satisfechos con un número reducido de posibilidades.
¿Cómo se puede reducir la ansiedad?
Independientemente de si nos consideramos más impulsivos o reflexivos a la hora de comprar, podemos seguir una serie de estrategias para reducir esa ansiedad fruto de la variedad de productos.
- Establecer objetivos: Aclarar qué es lo que queremos comprar e intentar definirlo lo máximo posible. Si vamos a regalar ropa, intentar definir qué tipo es el que podría gustarles más: una sudadera, una corbata, unas zapatillas de deporte…
- Evaluar la importancia de ese objetivo: Hacer balance de esa elección. Es decir, si queremos comprar un detalle con un presupuesto concreto, deberemos de descartar todas las posibilidades que superen esa cuantía.
- Organiza las opciones: Cuando tenemos en mente varios productos similares, como puede ser diferentes modelos de jersey, analizar cada opción. Si la persona los usa en su día a día o es más formal, si tiene algo parecido, si queremos ser originales…
- Evalúa la posibilidad de que las opciones satisfagan ese objetivo: Por ejemplo, nos hemos propuesto regalar un jersey azul por un precio de 30 euros y estamos mirando la sección de pantalones. En este caso, estaremos alejándonos de nuestro objetivo añadiendo más opciones de compra y, por tanto, más dudas.
- Toma la decisión final: Una vez reducida la lista es hora de elegir qué producto nos interesa más en función del balance que hemos realizado previamente.
Estos pasos pueden aplicarse para cualquier toma de decisión, no necesariamente una compra. Aun así, recuerda cuál es el motivo por el cuál has decidido hacer un regalo. No te presiones intentando hacer regalos perfectos, y pide colaboración a tus familiares o allegados para distribuiros las compras navideñas.
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