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Duelo migratorio qué es y cómo puedo afrontarlo
«Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta (Homero)»
¿Has pensado qué sucedería si te apartaras a partir de hoy mismo y de forma indefinida de tus familiares y amigos más allegados? ¿Si mañana despertaras en una tierra diferente a la tuya, donde las costumbres y formas de vida son tan distintas que hasta comprar una barra de pan se puede convertir en toda una aventura? ¿Si cuando quisieras expresar cómo te sientes ante tantos cambios, el idioma, acento o vocabulario de los demás fuera diferente al tuyo y no encontraras la manera?
Es posible que, si has emigrado a algún lugar lejano, hayas tenido que enfrentarte a estas y algunas otras contrariedades. A continuación, vamos a contarte qué es el duelo migratorio y algunos trucos para minimizar (o prevenir) sus efectos.
¿Qué es el duelo migratorio o mal de los 6 meses?
Cuando existe una situación de pérdida, nuestro cerebro -que, todo hay que decirlo, es muy sabio- comienza a realizar una serie de adaptaciones emocionales y cognitivas. Adaptaciones necesarias para poder elaborar y acomodarnos a la que será nuestra nueva realidad.
Es lo que llamamos “duelo”. Por ello, aparecen algunas manifestaciones o síntomas de este proceso de adaptación. Pérdida de apetito, ansiedad o problemas relacionados con el sueño. A su vez, emergen emociones que experimentamos como negativas (como la tristeza o la rabia).
En el caso del duelo migratorio, este malestar no suele aparecer al comienzo, cuando recién hemos partido de nuestra tierra y aún nos encontramos “en modo supervivencia”, cerrando trámites y extensos papeleos en el que será nuestro nuevo hogar. Es decir, cuando aún nuestra atención se enfoca en aquello que es urgente para integrarnos de la mejor manera posible.
En su lugar, pasado algún tiempo desde el abandono de nuestra patria, es cuando realmente comenzamos a poner el foco de atención en nosotros mismos. Este es el motivo por el que el duelo migratorio es también llamado “mal de los 6 meses”, aunque recibe otros nombres desde la cultura popular, como son la conocida morriña de los gallegos o la melancolía y nostalgia de los poetas.
Los duelos múltiples
Debido a que emigrar supone sumar varias pérdidas, estaríamos hablando, en realidad, de duelos múltiples. Pérdida del hogar, pérdida de seres queridos y relaciones, pérdida del trabajo y -tal vez la mayor causante de malestar- pérdida de la identidad. Además, muchas veces la emigración es motivada por precariedad económica, situación de violencia en el país de origen, guerras, persecución… los cuales son de por sí agravantes de la situación de malestar.
Por todo ello, si piensas marchar próximamente a algún lugar lejano, si acabas de instaurarte en el que será tu país de acogida o si conoces a alguien es esta situación… a continuación te damos algunos consejos para que la adaptación sea lo más positiva y provechosa posible.
Consejos para una adaptación positiva
Valora la experiencia como un reto o una oportunidad
La forma en la que afrontamos las situaciones depende en gran parte de cómo valoramos la propia situación. Frente a una parte más objetiva (si preguntamos a varias personas todas ellas dirán que, efectivamente, nos encontramos en un país distinto al de origen) hay una parte subjetiva referida a la interpretación que hacemos de ello.
Por ese motivo, debemos plantearnos cuál es esta parte subjetiva para ver qué está en nuestra mano. Si valoramos nuestra estancia en el extranjero como una oportunidad para conocer y aprender, y como un reto que tenemos (y podemos) superar, la evaluación será más positiva que si nos quedamos en el pensamiento de que hemos tenido muchas pérdidas.
Recuerda que cualquier pérdida significa una nueva ganancia, y cualquier despedida, un nuevo encuentro. Está en nuestra mano reevaluar la situación con optimismo y esperanza. Además, ¡romper con la zona de confort aumenta la autoestima y la satisfacción personal!
No idealices ni el país de acogida ni la vuelta a tu país
Hacerse una falsa expectativa de todo ello puede incrementar el sufrimiento. Tanto tu país de origen como el de acogida tienen, uno con respecto al otro, ventajas e inconvenientes. Por un lado, pensar en el destino al que nos dirigimos o del que partimos como algo ideal y perfecto condicionará muchas de las decisiones que tomemos. De tal manera, no tendremos en cuenta toda la información disponible ni la trataremos de la forma más objetiva posible.
Además, una vez que nos vayamos encontrando con pequeños (o grandes) obstáculos y dificultades, romper con la imagen perfecta puede ser muy decepcionante.
Una de las mejores formas de evitar idealizar es, en primera instancia, hacer una lista de las ventajas y desventajas que vemos en cada una de las dos regiones. Una vez tengamos esta primera aproximación, llega el momento de investigar. ¿Cómo de exactos son estos pros y contras? Tal vez tenemos, por ejemplo, una primera imagen de un país con seguridad económica y bajo paro, que puede (o no) desconfirmarse.
¿Hay alguna otra ventaja o desventaja que desconozco? Seguro que hay algunas otras que aún no habías oído o no te habías planteado.
Para resolver estas cuestiones, es el momento de preguntar a residentes de la zona, viajeros que hayan estado en ambos países, consultar libros, hacer búsquedas en internet… Es la mejor manera de completar de forma satisfactoria y fiable este repertorio de provechos e inconvenientes. Obtendremos más cantidad de información que nos permitirá tomar mejores decisiones y ajustarnos en mayor medida a la realidad.
Normaliza la situación y acepta tus emociones
La vida es algo dinámico, un continuo cambio. La emigración ha existido desde tiempos inmemoriales, formando parte de la historia y evolución del ser humano. No obstante, que este hecho sea común, no suprime ni atenúa los sentimientos y emociones que todo cambio nos genera.
Al igual que emigrar es una experiencia común y humana, echar de menos nuestra tierra y sentir nostalgia y tristeza, también lo son. Permítete sentirlas. Son emociones que, aunque nos resulten negativas, nos facilitan la reflexión y mejor adaptación ante cambios vitales.
Fomentar el apoyo social
Crear y afianzar lazos personales es fundamental. Aparte del beneficio a nivel emocional que reporta, el medio social también puede aportar ayuda cuando se requiera. Pueden transmitirte información de la zona, enseñarte a fondo las costumbres propias, etc. Además, tratar de conocer personas de tu mismo lugar de origen puede resultar de utilidad.
En cierta manera, tus coterráneos habrán vivido situaciones similares durante su adaptación: habrán realizado trámites y procesos burocráticos similares, habrán experimentado emociones seguramente no muy diferentes a las tuyas… En definitiva, es esencial iniciar esta experiencia rodeado de compañeros que te acompañen en tu nuevo camino.
Identidad y Autoconocimiento
Todo gran cambio vital conlleva un cambio en la identidad, y aún es más notable cuando implica integrar nuestra antigua cultura y costumbres asociadas con otra nueva. Por todo ello, emigrar es una gran oportunidad para conocer: conocer la nueva cultura, conocer aspectos de la propia (que muchas veces no nos llaman la atención hasta que no nos vemos inmersos en otra muy diferente) y conocernos a nosotros mismos a través de los cambios.
Es muy probable que nos volvamos conscientes de esta integración de culturas en nuestra identidad: tanto al llegar al país de acogida -donde trataremos de mantener algunos símbolos y costumbres- como al regresar a nuestro país de origen -donde querremos llevar y transmitir aquellas cosas positivas aprendidas en el extranjero-.
Esto hace que el regreso suele ser también un motivo frecuente de consulta psicológica, debido a que incorporar nuestra nueva identidad en nuestra antigua cultura, con nuestros antiguos amigos y familiares, puede ser un verdadero reto. En ningún caso, la solución es olvidar, sino integrar el pasado y proyectarlo hacia el futuro. En palabras de Winston Churchill: «No dejéis el pasado como pasado, porque pondréis en riesgo vuestro futuro.»
Por tanto…
A través de estos consejos podrás lograr una mejor adaptación a tu país de destino y hacer de tu aventura una experiencia gratificante. Si bien, también pueden emplearse para la readaptación cuando llegue el momento de regresar a tu país de origen. Conseguir lo mejor de varias culturas es, sin lugar a dudas, una oportunidad de crecimiento personal por la que puedes salir fortalecido de las dificultades. Ante cualquier obstáculo, preocupación o pregunta que te pueda surgir, sea por emigración o por regreso, no olvides que siempre puedes consultarnos.
Nos encanta que nos cuentes tu experiencia. ¿Has emigrado? ¿Conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Qué tal ha ido? Puedes compartirlo aquí en el blog o en las redes sociales, donde prefieras ;)
De gran ayuda para este proceso migratorio, llevo mas de un año fuera de mí país y no ha sido nada fácil, más cuando llegan pensamientos y recuerdos que van directi al corazón, creo que los momentos mas dificiles son aquellos cuando hay fechas de gran importancia, como el cumpleaños de un ser querido y amado. No es fácil este proceso de adaptación, pero leerles me fue de gran ayuda y provecho. Gracias
Muchas gracias por tus palabras, Carlos. Tienes toda la razón en cuanto a lo que comentas acerca de las fechas señaladas. El recuerdo y la ausencia de las personas queridas se hacen más intensos en esos momentos. La nostalgia es una emoción que mezcla la dulzura de los recuerdos agradables, con la tristeza de no poder estar viviéndolos en el momento presente.
Un abrazo y siéntete bienvenido.
Llevo viviendo 6 años en el extranjero y las despedidas son siempre igual de difíciles. No sé si algún día lograré acostumbrarme, pero mientras tanto me he sentido bien leyendo vuestro artículo. Gracias!
Muchas gracias a ti, Lara, por atreverte a compartir tus sentimientos. Nos hace muy felices saber que hemos contribuido a tu bienestar, aunque sea aportando un minúsculo granito de arena.
Un abrazo grande.
Me fui de mi país a los 17 años, llevo más de 20 años radicada fuera de el dejando toda mi familia, amigos y miles recuerdos. Mi hermana menor me acompañó 7 años, pero ella retorno. Esta cuarentena trajo nostalgia y comenzó a afectar mi vida consagrada en mi país adoptivo. Ayer mi terapeuta me mencionó el duelo inmigratorio, y luego de comprender lo que es, no paro de llorar y sentir angustia. Gracias por desenredar un poco estos sentimientos
Gracias a ti por compartir esas emociones tan intensas. Comprender es uno de los primeros pasos que debemos dar para poder avanzar. Te enviamos un fuerte abrazo y mucho ánimo para tu recorrido.
Tengo 4 años desde que salí de Venezuela, y hasta hoy me doy cuenta que llevo ese duelo migratorio conmigo. La identidad creo que es lo que más trabajo lleva, sigo siendo venezolano, pero no estoy allá, y mi país tampoco está conmigo. Evito leer noticias en general, porque siento que me harán llevar a ese lugar oscuro. Me gusta mucho vivir donde vivo, pero nunca será igual. Coincido mucho con lo de valorar la experiencia que se tiene del país de acogida, estos 4 años han sido de retos y de superaciones. Gracias por este artículo a ti Estrella y a todo el equipo de esta página.
Muchas gracias a ti, wilsuarez, por compartir tu valiosa experiencia.
Muchas veces las personas experimentamos emociones para las que no tenemos nombre. Cuando logramos comprender lo que nos pasa, no desaparece el malestar, pero empieza a encontrarse el camino que nos lleva hacia adelante y a sentir algo más de bienestar.
Gracias por tu generosidad contando tus sentimientos.
Un abrazo,