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¿Qué es mejor?, ¿ser pesimista u optimista?
Sabemos que las personas pueden enfrentar las situaciones o acontecimientos de la vida de dos formas: con optimismo o pesimismo. Popularmente se dice que las personas optimistas son “demasiado ingenuas”, mientras que de las personas pesimistas se dice que son “demasiado negativas”.
Y yo me pregunto, ¿Qué es mejor?, ¿ser pesimista u optimista?
Optimismo
Siempre se ha dicho que es mejor tener una visión positiva de las cosas. Te hace ser más feliz y disfrutar más de las cosas. Ser optimista es un aspecto positivo y necesario para la actividad humana. Sin embargo, si esta actitud se lleva al extremo, puede acarrear consecuencias muy negativas, incluso en determinadas circunstancias puede llegar hasta matarnos, como demuestra la paradoja de Stockdale.
La paradoja de Stockdale toma su nombre de Jim Stockdale, el prisionero norteamericano de más alto rango en Vietnam. Lo mantuvieron cautivo en Hanoi y lo torturaron repetidamente durante 8 años. En su libro “Good to Great “, Jim Collins describe la visión que mantuvo a Stockdale vivo después de tantos años.
Según Stockdale, los prisioneros que no lograban sobrevivir eran los más optimistas, aquellos que no paraban de repetir: “tranquilos, saldremos de aquí, ánimo… en Navidad ya estaremos en casa.” Cuando sus expectativas no se cumplían como ellos esperaban, se rendían a las circunstancias.
Lo que dice la paradoja es:“Tu esfuerzo actual no garantizará tu éxito futuro, pero sin él no serás capaz de alcanzarlo”
Por lo que esta paradoja defiende que creer que nuestras metas se van a cumplir y hacer todo lo posible por hacerlas realidad, pero nunca dejar que la fe y la certeza nos nublen la visión que nos hace enfrentar la realidad.
Pesimismo
Las personas pesimistas te dirán que no lo son, que son más bien “realistas”. Cuando pensamos en este término, siempre nos viene a la cabeza su aspecto más negativo. Sin embargo, también acarrea algunos beneficios, aunque no son tantos como los que obtienen los optimistas de su actitud positiva.
Esto nos hará comprender un poco más por qué hay pesimistas que siguen siéndolo, ya sea de forma habitual u ocasionalmente.
Prudencia
Te hace ser más prudente, dando más importancia a los riesgos, por lo que se comenten menos “locuras” que los optimistas. Las personas con este punto de vista son más cuidadosos con los recursos o las oportunidades que tienen y planean las cosas con mayor minuciosidad.
Apreciar
Hay pesimistas (aunque no todos) que tienen más facilidad que los optimistas de apreciar lo bueno que tienen en sus vidas. Los optimistas piensan en proyectos de futuro y en llegar a realizarlos, a veces de forma tan intensa que no aprecian lo bueno que tienen en el hoy y en el ahora. Por esto, puede ser que estas personas estén más centradas en apreciar el ahora, que pensar en lo que podría pasar.
Expectativas
Al tener expectativas más moderadas o negativas hacia las cosas hace que no se decepcionen ni sufran tanto cuando las cosas salen mal, como por ejemplo cuando haces un examen y dices que te ha salido mal a pesar de no estar seguro de que vaya a ser un mal resultado. Esto lo hacen porque, al mantener unas expectativas negativas sobre el resultado, si al final aprueban, se llevarán una mayor alegría o, si finalmente suspenden, no se sentirán tan defraudados, ya se lo esperaban. Esto también tiene que ver con las relaciones sociales que establecen con las parejas. No solo dudan de que exista su media naranja, sino que están convencidos de que no la van a encontrar y, por ello, no se decepcionan cuando no lo encuentran.
«El optimismo siempre nos hará más felices»
He llegado a la conclusión de que, a pesar de todos los posibles beneficiosos que pueda tener el pensamiento pesimista, el optimismo siempre nos hará más felices, pero está claro que ningún exceso es bueno, por ello hay que tratar adquirir una postura más moderada.
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