Hoy me he encontrado con esta noticia: «Bebé hallado en contenedor«. No es la primera vez. Cada cierto tiempo la prensa nos informa de noticias como ésta. Pero por alguna extraña razón, tal vez por los muchos días seguidos soportando estas altas temperaturas, hoy me he quedado enganchada a la noticia.

Bebé hallado en contenedor ¿Por qué?

No he podido dejar de plantearme una pregunta: ¿Qué pasa por la cabeza de una persona que es capaz de arrojar vivo, dentro de una bolsa de basura, a un bebé de unos días a un contenedor soterrado? Y acto seguido, mi mente analítica, la psicóloga que llevo dentro, se ha lanzado a encontrar una explicación racional para un acto tan irracional. Y eso me ha aliviado por un momento.

Quiero felicitar a los dos agentes de la Guardia Civil que han rescatado al bebé y hacerles llegar todo mi respeto y afecto. Hechos como éste son los que dan sentido y hacen que merezca la pena un trabajo como el suyo, con demasiadas horas de sinsabores y mucha incomprensión por parte de algunas personas. Los que me conocen mejor saben que tengo cierta debilidad por las FCSE. Aunque como en cualquier otra profesión aquí también «se cuezan habas«, la inmensa mayoría son profesionales comprometidos con el servicio a los demás por encima, muchas veces, de su propia seguridad (@guardiacivil).

bebé hallado en un contenedor

Bebé hallado en contenedor

Siguiendo mis pensamientos, he pensado también en los agentes que se harán cargo de la investigación y en que ellos centrarán su trabajo en responder a la pregunta ¿QUIÉN?

Yo, sin embargo, necesito ir más allá. Necesito plantearme hipótesis que me ayuden a entender ¿POR QUÉ?

¿Qué puede llevar a alguien a cometer un acto como éste? ¿Qué parte de la información genética que nos hace humanos y empáticos ha fallado en quien fue capaz de meter a un bebé de días en una bolsa de basura y arrojarlo a un contenedor? ¿Qué elucubración mental llevó a esa persona a creer que así se acababan sus problemas? ¿Qué puede hacer la psicología (si es que puede hacer algo) para evitar que algo así suceda en nuestra «civilizada sociedad»?

Y abandonada ya al hilo de mi pensamiento en esta calurosa mañana, he llegado hasta los crueles asesinatos que el IS (Estado Islámico) lleva meses publicitando en las redes sociales. Mi cerebro más racional puede encontrar razones psicológicas para semejantes salvajadas, pero la verdad es que agradezco que estas noticias me sigan removiendo las entrañas y pongan en jaque a mi mente racional. No sé si esta sensación de repulsa y repugnancia me hace peor psicóloga, pero lo cierto es que me permite sentirme más humana.

Sin duda, hay diferencias radicales entre los dos tipos de salvajadas, las cometidas por el terror de IS y arrojar a un bebé a la basura. Y los profesionales en el funcionamiento de la mente podemos llegar a encontrar los «por qués» de cada una de ellas. Pero hoy, por alguna extraña razón,  tal vez por el calor, saber que puedo encontrar un por qué no ha tranquilizado a mi mente racional. No sé. En un día como hoy no sé si conmocionarme con estas salvajadas me convierte en peor profesional. ¿Tú que crees?