El artículo de hoy está escrito por un gran amigo y mejor profesional,  Vladimir Livshit. Y no casualmente, el post tiene mucho que ver con la amistad. Piensa en qué tipo de estrella estás siendo tú para quienes habitan tu mismo universo. Disfruta de la lectura.

Las personas en nuestras vidas son como las estrellas. Unas te queman con su ardor, otras te acarician. Están las que se encuentran muy cerca y siempre están presentes. Y también están las que parpadean desde lejos. Con algunas formamos constelaciones y algunas pasan fugazmente por nuestra galaxia.
Pero todas brillan, todas nos honran con su luz, iluminan diferentes partes de nuestro camino, de nuestra personalidad. Recibiendo esta luz con gratitud e irradiándola con bondad y respeto, nos convertimos en estrellas para otros, y así también para nosotros mismos.
Creciendo y aprendiendo podemos cambiar la  claridad e intensidad de nuestra luz. ¿Cuáles son las estrellas que hay en nuestro cielo:  las que queman o aquellas que aportan vida? ¿Qué clase de estrellas somos nosotros? ¿Cómo transmitimos la luz de nuestras palabras y acciones?
No seamos agujeros negros!