Cristina Igualador
Cristina IgualadorEstudiante de Psicología

¿Por qué es importante trabajar la regulación emocional?

¿Qué es la regulación emocional?

La regulación emocional es la capacidad que tenemos las personas para manejar nuestras emociones de una forma apropiada. Esto nos permite responder a las demandas de un determinado contexto de manera satisfactoria.

Pertenece a los procesos de autorregulación, es decir, a los procesos que nos permiten dirigir nuestros pensamientos, emociones y conducta para conseguir una mejor adaptación al entorno.

Regular nuestras emociones es un proceso muy importante ya que nos permite un mejor funcionamiento en la sociedad. Nos ayuda a saber, por ejemplo, cómo afrontar nuestra ira cuando alguien hace algo que no cumple nuestras expectativas. Nos permite un mejor entendimiento y por ello evitar conflictos que nos generan emociones negativas. Es decir, nos ayuda a conseguir mejores relaciones sociales.

Así mismo, no poseer estas habilidades está ligado a diversas patologías como la depresión o los trastornos de ansiedad.

Trabajar la regulación emocional

La regulación emocional, como muchos procesos, se puede trabajar. En primer lugar, es necesario saber que cada emoción es necesaria y cumple una función. Pero su expresión debe ser adaptativa. Es decir, la intensidad con la que expresamos cada emoción debe permitir que ésta cumpla su función. Y hacerlo sin tener repercusiones negativas en uno mismo y en los demás.

Por ello, para tener conciencia emocional, es necesario saber qué emociones hay y para qué sirven. Encontramos 6 emociones básicas:

Alegría

Esta emoción se asocia con el placer y la felicidad, su función es recompensar conductas beneficiosas para uno mismo y favorece la afiliación a grupos sociales.

Tristeza

Provoca decaimiento y reducción de la actividad. Esta emoción nos permite recomponernos ante situaciones en las que nos sentimos impotentes. Nos ayuda cuando no podemos hacer nada para cambiar situaciones que nos afectan. Nos permite buscar apoyo social. Por todo ello, aunque se piense lo contrario, es una emoción muy importante.

Asco

Sentir asco nos protege de ingerir sustancias nocivas para nosotros y así evitar intoxicaciones.

Miedo

El miedo también se considera un estado emocional negativo, pero importante. Produce mecanismos de huida y por ello nos protege de situaciones peligrosas.

Sorpresa

La sorpresa nos permite prepararnos para afrontar estímulos novedosos e imprevistos.

Ira

La ira se vive como una emoción nada agradable, sin embargo, nos ayuda a afrontar una situación frustrante para nosotros. Tiene la función social de proteger nuestras creencias y valores.

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El control de las emociones

Una vez que sabemos qué emociones hay y para qué sirven, debemos tener control sobre ellas para permitir su mejor expresión. Es importante trabajar las habilidades de afrontamiento. Es decir, las habilidades que nos permiten hacer frente a diversas situaciones de manera correcta. También es importante para trabajar la regulación emocional ya que permiten una mejor gestión de los distintos estados emocionales.

Una de las estrategias más utilizadas en terapia para trabajar la regulación emocional es la reevaluación cognitiva. Con esta técnica se trabaja la forma de afrontar las situaciones. Consiste en intentar que la persona construya un pensamiento alternativo ante una situación determinada. Al cambiar lo que se piensa, se consigue cambiar la respuesta emocional generada por ese acontecimiento.

Por ejemplo, si te encuentras con un conocido al que hace tiempo que no ves y éste no te saluda, pensar que lo hace porque le caes mal o se ha olvidado de ti genera una emoción distinta a pensar que no te ha visto y por ello no te ha saludado.

En resumen, conocer qué emoción expresamos en cada momento y la utilidad que tiene, nos permite saber si es adecuada o no. Nos ayuda a reconocer  la emoción que estamos expresando y la intensidad de ésta. Así podremos regularla para conseguir una mejor adaptación.

Así mismo, la manera que tenemos de afrontar las situaciones nos generan distintas emociones. Cambiar la forma que tenemos de afrontarlas nos permite una mejor regulación.

Es importante saber que suprimir estados emocionales no es lo mejor que podemos hacer. Por ejemplo, no llorar si lo necesitamos.  Del mismo modo, podemos generarnos estados emocionales positivos con estrategias tales como hacer ejercicio o actividades relajantes.

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