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Refuerzo intermitente: el “tira y afloja” de las relaciones
A todos nos ha pasado que cuando nos interesaba o estábamos conociendo a alguien, esa persona nos prestaba mucha atención al principio, y después, sin causa aparente, mostraba indiferencia hacia nosotros. Lo lógico sería que entonces que tendiéramos a alejarnos más de esa persona. Sin embargo, lo que ocurre en la realidad es que nos sentimos más atraídos por esa persona y procuramos hacer todo lo posible para volver a recuperar la atención que un día recibimos por su parte. Porque cuando nos proporcionan amor y cariño (u otros refuerzos), a veces sí y a veces no, estamos, inconscientemente, esperando esa dosis de refuerzo que no sabemos si llegará, pero que seguimos esperando porque en un pasado nos la proporcionaron.
El refuerzo intermitente
El refuerzo intermitente es un tipo de reforzamiento en el que solo se refuerza la conducta de una persona en algunas ocasiones.
Este patrón de refuerzo de la conducta ha sido calificado como altamente adictivo, pues al desconocer la persona cuándo se administrará el refuerzo, ésta repetirá la conducta hasta que sea reforzada de nuevo; ese refuerzo que ya se tuvo y que desaparece, pero hay probabilidad de que aparezca si la persona sigue y sigue repitiendo la conducta. Es el conocido “a veces si te doy, otras no”, o el “una de cal y otra de arena” que tanto engancha al ser humano.
De hecho, es el mecanismo que utilizan las máquinas tragaperras para generar adicción en sus jugadores, puesto que la persona sabe que, si repite la conducta, en algún momento conseguirá su ansiado refuerzo (económico), pero no sabe cuando, por lo que seguirá jugando y jugando.
Este mismo mecanismo también tiene lugar en las relaciones, tanto de amistad como amorosas. Lo peligroso es que las personas realizamos este tipo de reforzamiento con otros sin darnos cuenta. Este reforzamiento puede construir, pero también destruir, todos los ámbitos de nuestra vida.
¿Cómo funciona el refuerzo intermitente en las relaciones?
Puede que te suene familiar el que tu pareja, amigo/a, etc., te elogie a veces sí y otras no, te dé intensas dosis de atención y cariño seguidas de dosis de indiferencia o reproches (independientemente de la conducta) … Estos son ejemplos de refuerzo intermitente.
Pero ¿y por qué enganchan tanto este tipo de relaciones? Porque de la misma manera que sucede con las máquinas tragaperras, la persona seguirá buscando la atención, o realizando ciertas acciones, para conseguir el ansiado refuerzo de la persona. Como no sabe cuando va a recibirlo, no puede parar hasta conseguir dicho refuerzo. Y de la misma manera que la relación que experimentan los ludópatas con el juego, las personas que reciben el refuerzo intermitente por parte de alguien, se sentirán enganchados y adictos a esa persona.
Este tipo de relaciones marcadas por el refuerzo intermitente suelen generar mucho malestar a la persona que lo sufre, pues suele generar una sensación de inseguridad y tiende a mermar la autoestima y confianza en uno mismo.
El refuerzo intermitente pareja y su impacto emocional
El refuerzo intermitente pareja puede ser especialmente confuso y estresante. La naturaleza impredecible de recibir afecto o atención de manera esporádica crea un ciclo de anticipación y decepción. Un ejemplo de una persona intermitente en una relación podría ser alguien que un día es extremadamente atento y amoroso, y al siguiente se distancia sin explicación alguna. Este vaivén emocional puede hacer que la persona en la recepción del reforzamiento intermitente se esfuerce aún más por obtener una respuesta afectiva consistente, lo cual puede ser mental y emocionalmente agotador.
Ejemplos de refuerzo intermitente en la vida cotidiana
Para entender mejor el concepto, aquí te presentamos algunos refuerzo intermitente ejemplos que se pueden observar en la vida diaria:
- Un jefe que reconoce el trabajo duro de un empleado solo ocasionalmente, lo que mantiene al empleado motivado a trabajar duro de manera constante.
- Un amigo que responde a tus mensajes de forma impredecible, lo que te hace revisar tu teléfono con más frecuencia a la espera de su atención intermitente.
- Las redes sociales que proporcionan notificaciones de manera irregular, lo que te lleva a comprobar actualizaciones constantemente.
Estos ejemplos de refuerzo intermitente demuestran cómo este fenómeno puede influir en diferentes aspectos de nuestras interacciones sociales y comportamiento.
¿Cómo podemos aprender a evitar el refuerzo intermitente en las relaciones?
El punto clave está en aprender a identificarlo. Cuando aparezca alguien en nuestra vida que esté llevando a cabo dichos patrones de conducta, debemos saber que estamos ante un refuerzo intermitente, y estará en nuestras manos decidir si queremos seguir manteniendo contacto con esa persona o, por el contrario, ponerle fin. Debemos poner por delante de la tentación que supone el refuerzo intermitente, el gran coste que supone sufrirlo.
¿Cómo aprender a detectar el refuerzo intermitente?
Las relaciones en las que aparece este tipo de refuerzo se caracterizan por un patrón de acercamiento y alejamiento constantes. Si una pareja lo deja, vuelve, lo deja, vuelve… Uno busca al otro, luego se aleja, y vuelve a buscarlo. En estos casos las muestras de cariño y atención son inconstantes y no hay causa aparente de que así sean. Además, dichas relaciones suelen estar caracterizadas por una alta intensidad de emociones, en las que suele reinar el malestar por ambas partes.
Si estoy en una relación en la que existe refuerzo intermitente, ¿cómo puedo gestionarlo?
Como explicaba en el párrafo anterior, lo más importante es saber identificar cuándo está teniendo lugar el refuerzo intermitente. Una vez identificado, nos debemos preguntar si realmente nos compensa el sufrimiento que la relación nos ocasiona. También, es importante buscar el refuerzo en otras facetas de nuestra vida, y no únicamente en relaciones de amistad o sentimentales. Supone una gran oportunidad para empezar a hacer cosas nuevas, abrirse a lo desconocido y cultivar otras áreas de nuestra vida que teníamos más descuidadas antes. El refuerzo que busquemos debe ser coherente y constante, para evitar volver a caer en otro refuerzo intermitente. Además, es esencial trabajar la autoestima y el amor propio, para lo que es necesario invertir tiempo en uno/a mismo/a y hacer actividades que nos gusten y en los que pasemos tiempo con nosotros mismos. Es importante destacar que en caso de que existan problemas para salir de este tipo de relaciones o que nos sea difícil cultivar nuestra autoestima, la figura del profesional de la psicología puede servir de una gran ayuda.
¿Qué es el contacto cero y cómo nos puede ayudar?
Como ya mencioné, las relaciones en las que se produce refuerzo intermitente poseen una gran carga adictiva. Para la persona que está recibiendo refuerzo intermitente, tanto la persona como la relación que mantiene con ella, pueden suponer verdaderas “drogas”. Es por ello por lo que para ayudarnos a desengancharnos debemos limitar al máximo el contacto con dicha persona: ni coger sus llamadas ni responder o escribirle mensajes, no hablar de esa persona a tu entorno, no cotillearle las redes sociales… Esto es el denominado “contacto cero”, y supone una herramienta muy útil cuando hemos decidido alejarnos de la persona, pero nos resulta muy complicado, precisamente por el refuerzo que ejerce sobre nosotros. Aunque al principio nos pueda causar malestar no saber absolutamente nada de esa persona, con el tiempo comenzaremos a olvidarla y retomaremos el control sobre nuestra propia vida.
¿Todos podemos caer en este tipo de relaciones?
Todos podemos caer en ellas en algún momento de nuestras vidas, y ser nosotros los/as que llevemos a cabo el refuerzo intermitente o los/as que los recibamos. Todo el mundo tenemos carencias que influirán inevitablemente en nuestra manera de relacionarnos con los demás. Pero lo realmente importante es saber detectarlo y trabajar las posibles causas para poder desarrollar una manera más sana de relacionarnos.
Si quieres saber más
- De Gasperin, R. (2005). Comunicación y relaciones humanas. Xalapa, México: Universidad Veracruzana, pá 95-135.
- Díaz Loving, R. y Sánchez, R. (2003). Patrones y estilos de comunicación de la pareja. Anales de psicología, 19 (2), 257-277.
- Scott, K., Jain, A., & Cogburn, M. (2021). Behavior Modification. In StatPearls. StatPearls Publishing.
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