¿Qué es la somatización? El cuerpo tiene algo que decirnos

En varias ocasiones acudimos al médico por dolores físicos como pueden ser dolores musculares, úlceras gástricas, problemas al tragar, etc. y la solución que nos propone el médico es derivarnos a una consulta con un psicólogo. Esta situación genera mucho desconcierto entre los pacientes, ya que no encuentran la relación que puede existir entre sus problemas físicos y psicológicos.

La conexión entre el cuerpo y la mente

Resulta innegable asumir que mente y cuerpo están conectados y ambos se influyen mutuamente. Por ejemplo, cuando comenzamos a pensar en algo que nos genera malestar o nos incomoda, si prestamos atención a nuestro cuerpo observamos como nuestra respiración se acelera, sentimos un nudo en el estómago, etc. De esta manera, vemos como la mente es capaz de influir en nuestro cuerpo y en las sensaciones físicas.

De igual manera, si nos sentimos tensos o que el corazón se nos acelera, esto va a influir en nuestra manera de pensar y de interpretar la realidad, ya que podríamos plantearnos que estamos ante una situación amenazante. Por tanto, el cuerpo es también capaz de influir en la actividad mental.

¿Qué es la somatización?

La somatización es el término que se utiliza para hacer referencia al proceso por el cual el malestar emocional se manifiesta a través de los síntomas físicos, sin que estos tengan una causa orgánica conocida. Este proceso es totalmente inconsciente. Es decir, la persona no transforma ese malestar emocional en físico de manera intencionada, sino que sería un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo para hacer frente a aquello que nos genera malestar.

Las sensaciones corporales que experimentan los pacientes constan de dos componentes: la sensación propiamente dicha y la interpretación que hacemos de las mismas.

Las personas que somatizan, es decir, que convierten el malestar psicológico en síntomas físicos como bien hemos dicho anteriormente de manera inconsciente, centran su atención en estas sensaciones y las interpretan como graves y amenazantes lo que los lleva a pedir ayuda médica.

somatización

¿Es malo somatizar?

Ahora bien, es importante comentar que no todas las personas que somatizan presentan un trastorno somatomorfo, nombre con el que se designa a una somatización patológica, sino que este puede constituir un síntoma normal en procesos como el duelo, trastornos depresivos, de ansiedad o de alguna psicosis.

En estas ocasiones, el miedo, la ansiedad o la tristeza pueden transformarse en cefaleas, dolores estomacales o contracturas musculares, entre otros.

En cambio, si la somatización, es decir, la presencia de síntomas físicos sin una causa fisiopatológica conocida se presenta de forma persistente interfiriendo con el funcionamiento y el desarrollo de una vida normal de la persona, ya sí que podríamos hablar de un trastorno somatomorfo.

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Dado la gran complejidad que supone el proceso de somatización se requiere una buena actuación por parte de los profesionales de la salud para discriminar si los síntomas físicos experimentados por la persona se deben a una causa orgánica, o por el contrario, esconden un componente emocional. La solución al problema es distinta dependiendo de cuál sea el origen de los síntomas físicos.

Recomendaciones para que la somatización no se convierta en patológica

  • Dedica tiempo a escuchar tus emociones

Es muy importante dedicar unos minutos al final del día para hacer una valoración del mismo y así ser conscientes de cómo nos hemos sentido y si nuestro cuerpo tiene algo que decirnos. Por ejemplo, si hemos tenido un día duro en el trabajo deberíamos pararnos a pensar por qué consideramos que ha sido un día duro (exceso de trabajo, una discusión con un compañero, etc.) y así podremos entender y aceptar que nos sintamos agotados a la hora de llegar a casa. Además, también nos serviría para identificar aquello que nos ha generado malestar y poner en marcha soluciones eficaces por si algún día debemos enfrentarnos de nuevo a la misma situación.

  • Expresa lo que sientes

Para gestionar las emociones es fundamental darles su espacio y poder liberarlas. Para ello podemos hablar con alguien sobre lo que nos pasa y cómo nos sentimos. El hecho de poner en palabras las emociones conlleva a reinterpretar la situación que nos genera malestar y, por tanto, una mejor aceptación de ello. También podemos encontrar otras formas de expresar las emociones como dibujar o escribir. El método depende de qué le es más eficaz a la persona.

  • Resuelve los problemas que puedas

Ante una situación que nos genera malestar debemos plantearnos la siguiente pregunta: ¿puedo hacer yo algo para cambiar dicha situación? Si la respuesta es sí, es importante movilizarnos y poner en marcha las acciones necesarias para resolver la situación que nos genera malestar.

  • Acepta y deja ir

Al igual que es importante movilizarnos para la resolución de un problema cuando este depende de nosotros, también es importante saber aceptar cuando no podemos cambiar la situación. Centrarnos en dar vueltas y vueltas a algo que no depende de nosotros lo único que va a generar es frustración y desgaste en nosotros mismos. Es importante saber aceptar que hay situaciones que escapan de nuestro control y que no podemos hacer nada para cambiarlas y focalizarnos en lo positivo que podemos sacar de dicha experiencia.

Veronicacastellanosgarcia67@gmail.com

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Verónica Castellanos GarcíaPsicóloga en prácticas