José López Arévalo
José López ArévaloPsicólogo

Hoy en día y debido a algún que otro suceso de actualidad en nuestro país se habla mucho de Cleptomanía, pero ¿realmente sabemos lo qué es? ¿O simplemente lo asociamos al hecho de cometer robos o pequeños hurtos? En este artículo veremos qué caracteriza a este trastorno y cómo diferenciarlo de los simples robos, para así, sacar nuestras propias conclusiones de la manera más acertada posible.

La cleptomanía se caracteriza principalmente por una incapacidad en controlar los impulsos de robar cualquier cosa. Se trata de un impulso, la mayor parte de las veces incontrolable, que lleva a robar cosas que en realidad la persona no necesita. Quienes padecen de cleptomanía tienen constantemente pensamientos que se repiten sobre robos, lo que les lleva a realizarlos, y una gran sensación de liberación y satisfacción una vez ha llevado a cabo con éxito su cometido.

Hablamos de un trastorno con una prevalencia del 0,6% en la población, siendo más común en mujeres que en hombres y que está correlacionado en un 7% con el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

¿Se trata de un trastorno que se da más entre la gente de bajo poder adquisitivo? La respuesta es no, diversos estudios han constatado como la cleptomanía se da de igual manera en todos los status o niveles económicos.

En cuanto a las causas, se piensa que podría tener un componente genético que es transmitido por los familiares más directos. Aunque, también se piensa que se inicia debido a que el alivio que sienten las personas que sufren este trastorno calme síntomas de ansiedad o depresión.

¿Qué diferencia a un Cleptómano de un ladrón?

El cleptómano, como hemos comentado siente un impulso irrefrenable por robar, es algo que sale de su interior. En cambio, el ladrón está convencido de lo que va a hacer, es algo deliberado.

Por lo general, un ladrón obtiene beneficios cuando roba, el cual suele ser el objetivo por el cual lleva a cabo la acción de robo. Cuando un cleptómano roba, lo hace sin mirar el valor de lo que se está llevando, pues no le importa, simplemente quiere calmar ese impulso o necesidad del que hemos hablado.

Otra importante diferencia es que un ladrón no suele tener remordimientos tras haber robado, mientras que el cleptómano experimenta grandes sensaciones de culpabilidad.

También, se diferencian en que el ladrón justifica o de algún modo ve que lo que hace es justo o está haciendo lo correcto, en cambio el cleptómano sabe que lo que hace no está bien.

Si hablamos de las variables de personalidad que encontramos en unos y en otros, a día de hoy sabemos que los ladrones poseen ciertos rasgos egocéntricos o psicóticos, sin embargo estos rasgos no los encontramos en una persona que sufre cleptomanía.

Falsas creencias sobre la Cleptomanía

El cleptómano siente alivio, pero por haber calmado su impulso, no por el robo que ha cometido.

Se trata de un trastorno, que como sucede con la mayoría, no está exento de mitos, de estigmatización o de burlas.

Se dice que un cleptómano encuentra placer robando y que no siente culpa, lo cual ya hemos visto en este artículo que no sucede así. El cleptómano siente alivio, pero por haber calmado su impulso, no por el robo que ha cometido. A este sentimiento de alivio le siguen otros tantos no tan positivos, como los remordimientos o la culpa.

Muchas veces de habla de que es algo incurable, lo cual se ha demostrado falso. Las terapias cognitivo conductual han demostrado su eficacia en tratar este trastorno.

Tampoco se trata de personas con unas habilidades maravillosas para el robo, pues al ser impulsos el robo no es planificado y por tanto, es mucho menos sofisticado que cualquier robo que hayamos visto en película de atracadores.

Son personas que tienen una apariencia normal, no se trata de “locos” o “locas”. Son personas que solo padecen de ese problema, resueltas y capaces.