¿Enfadarse sirve para algo?

Para qué sirve la emoción

Seguro que habrás escuchado muchas veces frases como “las decisiones hay que tomarlas con la razón, no con las emociones”, como si las emociones nos cegaran, nos desviarán del camino correcto. Pero lo cierto es que todas las emociones sirven para algo, nos ayudan a tomar mejores decisiones, nos señalan aquello a lo que acercarnos y de aquello de lo que debemos alejarnos.

Para qué sirve el enfado

La pregunta «¿para qué sirve el enfado?» puede tener varias respuestas. El enfado o la ira, nos moviliza y nos da energía para luchar contra algo, algo que no nos gusta cómo está o cómo es. Es una señal de que algo importante para nosotros está siendo amenazado o desafiado.

Aunque sentir ira, como vemos, puede ser algo positivo, la forma de expresarla (tanto suprimirla como responder de manera agresiva) puede ser inadecuada y generar problemas. Cuando nos dejamos llevar por la ira hasta que explotamos y decimos cosas “en caliente” de las que luego nos arrepentimos, acabamos alejando a los que nos rodean.

Cómo funciona la ira

Imagina que algo que te ha pasado hoy te ha molestado mucho. Sientes ira, mucho enfado. Sientes como si un globo de aire caliente se fuera inflando en tu interior. Te gustaría poder desahogarte, pero decides que no vale la pena, ya se te pasará. Aunque en realidad sigues pensando en ello. Piensas en lo injusto que ha sido, en que deberías haber actuado diferente, en que deberías haber contestado.

El globo crece y crece

Cada vez que piensas en ello, el globo sigue hinchándose y cada vez se vuelve más incómodo. Pasan los días y sigues enfadado/a. Tienes intención de decirle cuatro cosas a la persona que te enfadó, dejarle claro que no tiene razón, pero cuando llega el momento no lo haces, te lo sigues guardando. El globo está tan hinchado que sientes la presión.

Como te molesta sentirte así te alejas de esa persona, y dejas de decir lo que te molesta porque «enfadarte con la gente no sirve de na». El globo no deja de presionar tu interior, va haciéndote daño hasta que llegue el momento en que explote. Esta explosión será contra ti mismo y los demás. Esta explosión es inesperada, pero peligrosa. Esta explosión puede provocar problemas físicos.

Enfadarse sirve para algo

Consecuencias de la ira

La ira, además de provocar problemas con los que nos rodean, está relacionada con otras dificultades a nivel físico, podemos desarrollar problemas cardiovasculares y otras enfermedades psicosomáticas.

Nuestra manera de reaccionar la hemos aprendido desde pequeños. Cuando estamos estresados, cuando nos sentimos vulnerables, es cuando se activa.

Esto también quiere decir que actuamos como modelo para nuestros hijos. Ellos aprenderán a regular la ira viéndonos a nosotros cómo lo hacemos. El hecho de que sea aprendido es bueno, significa que podemos aprender a actuar diferente. Tomará tiempo pero es posible.

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¿Cómo no enfadarse?

Aprender a manejar el enfado

Para aquellos que buscan «cómo no enfadarse», es importante reconocer que el enfado es una emoción natural, pero que se puede gestionar de manera eficiente. Aquí te dejamos algunos consejos para evitar que el enfado tome el control:

  • Practica la atención plena (mindfulness) para ser más consciente de tus emociones y pensamientos.
  • Desarrolla técnicas de relajación y respiración que te ayuden a mantener la calma en situaciones estresantes.
  • Comunica tus sentimientos de manera constructiva, sin dejar que el enfado domine la conversación.
  • Reconoce las señales tempranas de enfado y toma un descanso para evitar una reacción impulsiva.
  • Considera la perspectiva de los demás y busca soluciones mutuamente beneficiosas.

Frases para recordar

Algunas «enfadarse frases» que pueden ayudarte a reflexionar y mantener la calma incluyen:

  • «Respira profundo. Es solo un mal momento, no una mala vida».
  • «El enfado no te define, es solo una respuesta a una situación».
  • «Mantén la calma y busca la solución en lugar de quedarte atascado en el problema».

Estas frases pueden servir como recordatorios para no dejarte llevar por la ira y buscar enfoques más constructivos frente a los desafíos.

¿Cómo regular el enfado?

Lo más importante es averiguar qué dispara que te enfades, qué situaciones te despiertan ira, con qué frecuencia ocurren y qué haces en esos momentos para relajarte.

Tal vez lo que haces para intentar relajarte no funciona, por eso te dejamos varias pautas a seguir para dar salida al enfado de manera adecuada.

Pautas para gestionar el enfado

Detente y respira profundamente. Date un momento para calmarte, y si para ello necesitas irte a otro sitio en que estés solo/a, hazlo.

¿En qué estás pensando? Puede que pienses que el otro tiene la culpa de lo que ha pasado, que es injusto, etc. Cuando te enfadas, ¿suele ser por lo mismo? Puede que con cada pensamiento te estés enfadando más y más. No dejes que suba tu enfado hasta el punto de “explosión”.

¿Qué estás sintiendo?: ¿qué sensaciones corporales internas y externas indican que estás enfadado/a (mandíbula apretada, ceño fruncido, calor corporal, etc.)? Aprende a reconocerlas para la próxima vez.

Busca la necesidad. Como hemos dicho antes, todas las emociones tienen una función. Si algo te molesta quiere decir que hay algo que te gustaría cambiar, que fuera diferente.

¿Y el otro? Seguramente te sea difícil ponerte en estos momentos en el lugar del otro, pero intenta recordar que para solucionar el problema necesitas saber qué siente y piensa la otra persona.

Expresa lo que sientes y necesitas. Deja que la ira cumpla su cometido pero sin que te controle ella a ti y hagas daño al otro. Intenta explicarle tu postura desde cómo te has sentido, qué te ha molestado, y proponiendo alguna posible solución o futura forma de comunicar las peticiones o quejas que podáis tener.

No desesperes, sabemos que es difícil, pero poco a poco aprenderás a anticiparte y evitar llegar a la explosión.

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Silvia Muñoz Marín
Silvia Muñoz MarínPsicóloga en prácticas
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