Daré 7 claves para una sana relación de pareja. Porque, aunque la violencia de género es un problema del que la sociedad está actualmente muy pendiente, existen otras formas y direcciones en el maltrato a la pareja. Un ejemplo es la violencia ejercida por una persona hacia otra del mismo sexo o la que le aplica una mujer a un hombre, siempre dentro de una relación sentimental.
A día de hoy, el número de víctimas de la violencia de pareja en personas adultas es cada vez mayor si se atiende a las cifras que dejan las estadísticas, las denuncias y las protestas sociales. Sin embargo, lo verdaderamente alarmante es la creciente cantidad de casos de adolescentes que han sufrido o sufren este tipo de violencia. Un papel relevante es el que juegan los estereotipos y mitos románticos que hoy por hoy todavía se extienden por nuestra sociedad.
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Creencias comunes
Es común encontrar parejas con ideas del tipo: “si me quiere, tiene que hacer lo que sea por mí”, “mi pareja tiene que contármelo todo”, “si salimos juntos, no tienes que hablar con otras/os chicas/os”, “una relación perfecta es aquella en la que las dos personas hacen todo juntos”, “si soy celoso/a es porque le/la quiero”… Esto, sumado a la reciente facilidad que proporciona el mal uso de algunas redes sociales y tecnologías para ejercer control sobre la otra persona, permite que se establezcan unos roles dañinos y peligrosos dentro de las relaciones que acaban por desembocar muchas veces en maltrato psicológico, emocional y/o físico.
Es importante, por ello, aprender a llevar una relación sentimental sana. El maltrato, habitualmente, no se inicia con golpes o palizas, sino con celos, posesividad, control y dominio. Por esto mismo, hay ocasiones en las que a un/a adolescente le es difícil ser consciente de que está siendo maltratado/a.
Por supuesto, el trabajo que se lleva a cabo para ayudar a que desaparezcan los prejuicios, mitos y estereotipos y para hacer consciente a la población joven de la importancia de las relaciones sanas es mucho más amplio y atento de lo que aquí se recoge. Aún así, algunas de las siguientes claves podrían servir para tener en cuenta de qué base debe partir una relación saludable:
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Respeto mutuo
No solo por la persona sino también por sus ideas, aficiones, creencias… No hay lugar en una relación sana para insultos, descalificaciones y humillaciones. Además, se debe aprender que la pareja puede y tiene derecho a conservar una intimidad que no tiene por qué compartir, es decir, que ha de ser respetada.
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Confianza mutuay privacidad
Para que no se recurra a comprobar teléfonos móviles, mensajes, redes sociales… Tu pareja no tiene por qué contártelo todo, ni que compartir sus contraseñas de móviles y redes. Es necesario que se establezca una confianza que permita que, aun así, haya seguridad respecto al otro miembro. Sin olvidar que los celos NO son una expresión de amor.
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Libertad
En cualquier ámbito, pero sobre todo referida a sus relaciones sociales. No por estar en pareja una persona tiene que dejar de salir con otros amigos o amigas, ni tampoco tiene que encontrarse con sus amistades solo en presencia del otro. Es importante que haya libertad y momentos de independencia para que no comience a darse un aislamiento del entorno.
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Comunicación
Y expresión de emociones de forma sana. La capacidad de hablar distintos temas y de expresar sentimientos y opiniones sin temor a la reacción del otro. Se puede estar en desacuerdo, tener puntos de vista distintos respecto a una misma situación e incluso llevarse la contraria el uno al otro, todo ello sin que se tenga por qué discutir o llegar al enfado. Y, sobre todo, sin que haya imposición de criterios.
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Apoyo
Lo que no significa que éste tenga que ser incondicional. A veces se abusa de la otra persona por la creencia de que la pareja siempre tiene que estar ahí para ayudar, dispuesta a lo que sea necesario. Esto no tiene que ser así; el apoyo es algo esencial en una relación, pero no tiene que darse siempre en una misma dirección, sino que debe ser mutuo y cuando la persona esté de acuerdo con proporcionarlo. Coaccionar a tu pareja, por el simple hecho de serlo, a participar, apoyar y ayudar en algo con lo que no está conforme, no es correcto. Recuerda que las amenazas también forman parte del maltrato.
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Compartir
Compartir tiempo y experiencias, respetando siempre la intimidad y la libertad de la pareja. Realizar actividades y hobbies y pasar momentos especiales con la otra persona ayuda a conocerse más y a aprender a disfrutar del tiempo juntos.
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Rectificar
Cuando se ha cometido un error del que somos conscientes, es importante saber disculparse y reconocer la equivocación. A veces se piensa que dar un paso atrás para admitir el fallo es vergonzoso y es más importante mantener el orgullo. Pero recurrir en ocasiones a la rectificación facilita que los problemas puedan resolverse de una manera más comunicativa y sencilla que acumulando rencor y resentimiento. Aun así, esto no quiere decir que la otra persona esté en la obligación de perdonar.
A través de estos cimientos se podría forjar una relación adecuada y alejada de la violencia o el control; no hay que olvidar que lo más relevante es conseguir prevenir la aparición de actitudes y comportamientos característicos de la violencia de pareja, antes de que sea necesario intervenir sobre ello.
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