Tania Saavedra. Psicóloga

 

Daré 7 claves para una sana relación de pareja. Porque, aunque la violencia de género es un problema del que la sociedad está actualmente muy pendiente, existen otras formas y direcciones en el maltrato a la pareja. Un ejemplo es la violencia ejercida por una persona hacia otra del mismo sexo o la que le aplica una mujer a un hombre, siempre dentro de una relación sentimental.

A día de hoy, el número de víctimas de la violencia de pareja en personas adultas es cada vez mayor si se atiende a las cifras que dejan las estadísticas, las denuncias y las protestas sociales. Sin embargo, lo verdaderamente alarmante es la creciente cantidad de casos de adolescentes que han sufrido o sufren este tipo de violencia. Un papel relevante es el que juegan los estereotipos y mitos románticos que hoy por hoy todavía se extienden por nuestra sociedad.

Creencias comunes

Es común encontrar parejas con ideas del tipo: “si me quiere, tiene que hacer lo que sea por mí”, “mi pareja tiene que contármelo todo”, “si salimos juntos, no tienes que hablar con otras/os chicas/os”, “una relación perfecta es aquella en la que las dos personas hacen todo juntos”, “si soy celoso/a es porque le/la quiero”… Esto, sumado a la reciente facilidad que proporciona el mal uso de algunas redes sociales y tecnologías para ejercer control sobre la otra persona, permite que se establezcan unos roles dañinos y peligrosos dentro de las relaciones que acaban por desembocar muchas veces en maltrato psicológico, emocional y/o físico.

Es importante, por ello, aprender a llevar una relación sentimental sana. El maltrato, habitualmente, no se inicia con golpes o palizas, sino con celos, posesividad, control y dominio. Por esto mismo, hay ocasiones en las que a un/a adolescente le es difícil ser consciente de que está siendo maltratado/a.

Por supuesto, el trabajo que se lleva a cabo para ayudar a que desaparezcan los prejuicios, mitos y estereotipos y para hacer consciente a la población joven de la importancia de las relaciones sanas es mucho más amplio y atento de lo que aquí se recoge. Aún así, algunas de las siguientes claves podrían servir para tener en cuenta de qué base debe partir una relación saludable:

  1. Respeto mutuo

No solo por la persona sino también por sus ideas, aficiones, creencias… No hay lugar en una relación sana para insultos, descalificaciones y humillaciones. Además, se debe aprender que la pareja puede y tiene derecho a conservar una intimidad que no tiene por qué compartir, es decir, que ha de ser respetada.

  1. Confianza mutuay privacidad

Para que no se recurra a comprobar teléfonos móviles, mensajes, redes sociales… Tu pareja no tiene por qué contártelo todo, ni que compartir sus contraseñas de móviles y redes. Es necesario que se establezca una confianza que permita que, aun así, haya seguridad respecto al otro miembro. Sin olvidar que los celos NO son una expresión de amor.

  1. Libertad

En cualquier ámbito, pero sobre todo referida a sus relaciones sociales. No por estar en pareja una persona tiene que dejar de salir con otros amigos o amigas, ni tampoco tiene que encontrarse con sus amistades solo en presencia del otro. Es importante que haya libertad y momentos de independencia para que no comience a darse un aislamiento del entorno.

  1. Comunicación

Y expresión de emociones de forma sana. La capacidad de hablar distintos temas y de expresar sentimientos y opiniones sin temor a la reacción del otro. Se puede estar en desacuerdo, tener puntos de vista distintos respecto a una misma situación e incluso llevarse la contraria el uno al otro, todo ello sin que se tenga por qué discutir o llegar al enfado.  Y, sobre todo, sin que haya imposición de criterios.

  1. Apoyo

Lo que no significa que éste tenga que ser incondicional. A veces se abusa de la otra persona por la creencia de que la pareja siempre tiene que estar ahí para ayudar, dispuesta a lo que sea necesario. Esto no tiene que ser así; el apoyo es algo esencial en una relación, pero no tiene que darse siempre en una misma dirección, sino que debe ser mutuo y cuando la persona esté de acuerdo con proporcionarlo. Coaccionar a tu pareja, por el simple hecho de serlo, a participar, apoyar y ayudar en algo con lo que no está conforme, no es correcto. Recuerda que las amenazas también forman parte del maltrato.

  1. Compartir

Compartir tiempo y experiencias, respetando siempre la intimidad y la libertad de la pareja. Realizar actividades y hobbies y pasar momentos especiales con la otra persona ayuda a conocerse más y a aprender a disfrutar del tiempo juntos.

  1. Rectificar

Cuando se ha cometido un error del que somos conscientes, es importante saber disculparse y reconocer la equivocación. A veces se piensa que dar un paso atrás para admitir el fallo es vergonzoso y es más importante mantener el orgullo. Pero recurrir en ocasiones a la rectificación facilita que los problemas puedan resolverse de una manera más comunicativa y sencilla que acumulando rencor y resentimiento. Aun así, esto no quiere decir que la otra persona esté en la obligación de perdonar.

A través de estos cimientos se podría forjar una relación adecuada y alejada de la violencia o el control; no hay que olvidar que lo más relevante es conseguir prevenir la aparición de actitudes y comportamientos característicos de la violencia de pareja, antes de que sea necesario intervenir sobre ello.