¿Sabrías distinguir un psicópata de un sociópata?

Te damos las claves para entender estos no tan complicados conceptos psicológicos.

Con sólo leer el título, seguro que ya se te ha venido a la mente alguna persona que asocias a estas características. Quizá un personaje famoso (casi seguro, un asesino en serie) o quizá alguien que haya formado parte de tu vida cotidiana por el que te hayas sentido traicionado, como un amigo o alguna expareja… ¿verdad?

Lo cierto es que este par de palabras las usamos de manera coloquial, casi indistintamente. Si una persona actúa sin escrúpulos, carece de empatía, es manipuladora, hiere a los demás y no se arrepiente de ello… de seguro se trata de un psicópata o un sociópata; pero ¿existen diferencias entre ambos?

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Diferencias entre psicópata y sociópata

La respuesta es SÍ. Parece existir un consenso entre los expertos para diferenciar entre estos dos términos psicológicos que componen el Trastorno de la personalidad antisocial: el origen. Mientras que el individuo psicopático viene determinado por la genética (innato), el sociópata es el resultado de las vivencias que hayan conformado su infancia y su educación (aprendido). Dicho de otra manera: los psicópatas “nacen” y los sociópatas “se hacen”.

Esta diferencia entre lo innato y lo adquirido, hace del sociópata alguien susceptible al cambio, a la “rehabilitación”; mientras que el psicópata, no.

Entre los rasgos comunes destaca la impulsividad, el engaño, transgredir la ley y los límites de la moralidad están confusos. Durante la infancia podrían darse estos primeros indicios, así como agresiones a personas y/o animales.

Si aún tienes dudas, veamos más detalladamente los rasgos típicos que los caracterizan y algún ejemplo para entender mejor de qué estamos hablando:

Perfil de un psicópata

Los vínculos emocionales que los psicópatas puedan generar a lo largo de su vida no son reales. Por lo general, son muy buenos observadores. Saben perfectamente qué se espera de ellos en las diferentes situaciones y actúan en consecuencia, no sería algo natural. Las personas que le rodean no son más que instrumentos para conseguir los fines que persiguen, es decir, los usa en su propio beneficio, sin importar el daño que pueda ocasionar. La manipulación es su arma más sofisticada.

Esta capacidad viene determinada por su encanto superficial, su aparente amabilidad, su gran carisma y una elevada confianza en sí mismos. También suelen ser educados, cultos, estables y con puestos de trabajo importantes fruto de su gran ambición.

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Un psicópata de cine y de la vida real

Quizá te suene una película estrenada hace poco más de un año llamada Extremadamente cruel, malvado y perverso. El actor Zac Efron se pone en la piel del famoso asesino en serie Ted Bundy, el psicópata por excelencia dentro de la escena criminal.

Ted Bundy tuvo una infancia que él mismo calificó como feliz. Cierto es que en la adolescencia no era un chico objetivamente atractivo y sus habilidades sociales, por su timidez, eran algo limitadas. Consciente de estas carencias, decidió matricularse en la carrera de psicología, la cual terminó con gran éxito por su extraordinaria ambición.

Su confianza fue mejorando; también su apariencia. Se convirtió en un joven exitoso, atractivo y locuaz. Ese encanto superficial y carisma tan bien trabajados facilitó la ejecución de sus atroces crímenes. Manipulaba y engañaba a sus víctimas con facilidad para que se metieran en su coche sin necesidad de usar la fuerza.

Tras ser detenido, su autoconfianza desmesurada le llevó a rechazar un abogado de oficio y comenzó la carrera de derecho para defenderse a sí mismo. En los juicios, filtreaba con descaro con el sector femenino del jurado popular. Las cartas de amor de mujeres desconocidas que le llegaban a la cárcel era algo habitual. Para muchos, su encanto era casi hipnótico. Nadie podía creerse que ese joven fuera culpable de los crímenes de los que se le acusaban.

Perfil de un sociópata

Como ya hemos mencionado, el sociópata es el resultado de factores ambientales. Un ambiente familiar y una educación disfuncional, abusos físicos, emocionales o trauma infantil severo pueden ser algunos de los ingredientes para formar un futuro sociópata.

En comparación con los psicópatas, estos suelen ser más impulsivos y erráticos. Pueden llegar a generar vínculos afectivos aunque estos suelan tornarse tóxicos. Otra diferencia es su marcada inestabilidad; tienen grandes dificultades para mantener tanto sus relaciones personales como sus puestos de trabajo.

A los sociópatas “se les ve venir”; a los psicópatas, no tanto.

Un sociópata de cine y de la vida real

La actriz Charlize Theron encarna en la película Monster a Aileen Wuornos, un ejemplo de cómo una víctima acaba convirtiéndose en verdugo.

La infancia de Aileen fue muy complicada: abandonada por sus padres, acogida, abusada y abandonada también por sus abuelos, a los 15 años se vio obligada a vivir en la calle y a ejercer la prostitución para sobrevivir. La inestabilidad, los abusos, las drogas y el abandono marcarían la personalidad explosiva y combativa de Aileen.

Sumida en una vorágine de crímenes impulsivos, desorganizados y odio descontrolado, conoce a una chica de la que se enamora. También la acabará traicionando y abandonando

Y, para terminar, aquí viene la pregunta del millón: ¿cuál de los dos es más peligroso? Antes de nada, hay que aclarar que aunque hayamos tomado estos ejemplos, no tienen por qué acabar siendo delincuentes, aunque la probabilidad es especialmente alta en los sociópatas. Dicho esto, la falta de remordimiento del psicópata lo convierte un alguien potencialmente peligroso para la sociedad.

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 Irene Santos Núñez
Irene Santos NúñezPsicóloga en prácticas