Soledad emocional
A lo largo de nuestra vida pasamos por periodos en los que sentimos que estamos solos, que no tenemos apoyo o que no podemos contar con nadie en las situaciones difíciles. El sentimiento de soledad es algo común a todas las personas. Alguna vez en la vida todos lo hemos sentido o lo vamos a experimentar, y en algunas ocasiones lo vamos a vivir como una experiencia desagradable e incluso dolorosa.
Esto, en muchas ocasiones, nos hace preguntarnos por qué nos sentimos así, en qué podría derivar este sentimiento y cómo podríamos combatirlo.
¿Qué es la soledad?
Podemos comenzar preguntándonos qué es la soledad. Este sentimiento que muchas veces nos abruma se puede definir por aquella “carencia voluntaria o involuntaria de compañía”, pero resulta más interesante y completo el término siguiente: “sentimientos de aislamiento social e insatisfacción con las interacciones sociales de cada uno” y “pesar y melancolía que se siente por la pérdida de alguien o algo” (Russell, 1996). Por otra parte, podríamos decir que la soledad es un sentimiento de vacío, inutilidad y falta de control.
De estas definiciones podemos extraer las siguientes conclusiones:
- La soledad puede ser voluntaria, es decir, en ocasiones la propia persona busca esta soledad.
- La soledad puede derivar de una pérdida ya sea personal o material.
- La soledad puede venir por la poca calidad de las relaciones que establecemos con nuestro entorno.
Además, la soledad tiene muchas formas. Para muchos de nosotros, la soledad puede aparecer en algunos de los contextos en los que nos movemos o percibirla en situaciones concretas. En contraposición, algunos sienten esta soledad de una forma crónica.
Pero… ¿qué podríamos hacer para protegernos de ella en caso de que no la deseemos?
Cómo combatimos la soledad
Una de las formas de protección contra la soledad más eficaces es mantenernos activos. El llevar una vida activa, realizar ejercicio, actividades de ocio… En definitiva, no quedarnos encerrados nos ayudará a sentirnos menos solos. El hecho de realizar, por ejemplo, actividades de ocio, como podría ser un taller de lectura, va a provocar un aumento de nuestras relaciones sociales con personas que comparten intereses similares a los nuestros.
Debemos tener claro que no por llenar las horas del día con actividades que realizar dejaremos de sentirnos solos. Lo importante de estas actividades, igual que de las relaciones sociales que establezcamos, es la calidad y no la cantidad, pues lo que va a disminuir nuestro sentimiento de vacío es la satisfacción que esa actividad o relación nos produce y no cuánto tiempo empleamos en ella.
Por último, si los sentimientos de soledad aparecen de forma crónica y recursiva, consultar con un profesional es la mejor opción ya que pueden ayudarnos a entender nuestros sentimientos y a buscar soluciones.
Otra perspectiva
Quizá sería interesante para nosotros darle una vuelta a la forma en que venimos entendiendo por soledad como ese sentimiento de vacío e inutilidad. Podríamos pararnos a pensar y valorar qué es lo que realmente buscamos o lo que realmente queremos hacer, y ver la soledad como una herramienta para conocernos mejor a nosotros mismos. Muchas personas buscan esta soledad y no la entienden como algo negativo y perjudicial, sino como un tiempo de desconexión que puede aportar muchos beneficios.
La soledad puede ayudarnos a recuperar energías y calma, nos aparta de la constante estimulación que, actualmente, venimos recibiendo. También podemos centrarnos en nosotros mismos, indagando en nuestros pensamientos y así poder valorar de una forma más completa todas nuestras opciones, sean del interés que sean, y esto, a su vez nos hará ser más independientes de los otros.
Me hace cantado el contenido para una vida plena. Gracias!!!
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