Acoso sexual en el trabajo: Consecuencias emocionales

El acoso sexual en el trabajo es una de las peores experiencias que una persona puede llegar a sufrir en su vida laboral. Puede provocar terribles consecuencias emocionales y llegar a incapacitar laboralmente a quien lo sufre. Es un comportamiento que no sólo produce graves daños a la víctima del acoso. También implica secuelas morales en toda la plantilla.

A veces, se hace difícil comprender cómo aún pueden existir este tipo de comportamientos. Nos enorgullecemos de vivir en una sociedad avanzada y moderna. ¿Cómo, entonces, no hemos logrado erradicar este comportamiento?

Para llegar a entender el acoso sexual que se produce en el lugar de trabajo, vamos a responder a algunas preguntas: qué es el acoso sexual y en qué se diferencia del acoso por razón de sexo, a quien le afecta, qué consecuencias tiene y qué hacer para dejar de sufrirlo.

Acoso sexual en el trabajo y acoso por razón de sexo

El acoso sexual ha sido definido en la ley. Se trata de cualquier «comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo«. Es decir, da igual si quien lo hace tiene intención de intimidar, degradar u ofender. Basta con que produzca ese efecto en quien lo sufre.

El acoso por razón de sexo son comportamientos que se producen por el sexo de la persona que los padece, pero no tiene por qué ser de naturaleza sexual. Lo entendemos mejor si ponemos un ejemplo de cada uno de estos comportamientos.

  • Tu compañero te hace un masaje relajante en los hombros cada vez que pasa por detrás de ti. Tú no lo has pedido. Es más, te resulta violento. Esto es acoso sexual. Y, también, acorralarte contra la estantería con la excusa de oler tu colonia. Hacerte «cumplidos» sobre lo buenorra que estás… Pero antes de que pongas el grito en el cielo y digas algo como: «pues que no se deje»… vamos a avanzar para comprender por qué no lo dice.
  • En tu empresa piensan que, al ser mujer, no tienes tantos gastos como un hombre. Tu salario es para «ayudar» en casa. No hace falta pagarte igual que a tus compañeros, aunque desempeñéis el mismo trabajo. Obligarte a usar falda. Ponerte impedimentos para solicitar jornada reducida por cuidado de hijos menores, mofarse de ti por tu opción sexual. No promocionarte porque estás embarazada… Todos estos comportamientos son acoso por razón de sexo.

Perfil de la víctima de acoso sexual

Es fácil caer en el estereotipo de quién puede ser víctima del acoso sexual en el trabajo. Mujer joven, guapa, buen cuerpo y, de remate, que viste de manera provocativa. Esto último, es casi como dictar su sentencia de culpabilidad. Es el paso anterior a decir aquello de «se lo estaba buscando» o «si es que va pidiendo guerra».

Pues es sólo eso. Un estereotipo. La realidad es que cualquier mujer puede ser víctima de acoso sexual en el trabajo. Pero hay determinados grupos de mujeres que son más vulnerables:

 – Mujeres que vivien solas y tienen cargas familiares: madres solteras, viudas, separadas y divorciadas. Para ellas perder el puesto de trabajo significaría no poder cuidar a su familia. Van a aguantar mucho antes dar un paso que ponga en peligro su trabajo. No es fácil que cuenten lo que les ocurre.

 – Mujeres que trabajan en puestos que han sido tradicionalmente ocupados por hombres. Como el valor a los toreros, se les presupone. Si pueden trabajar «como un hombre», también pueden aguantar las bromas de hombres.

 – Mujeres jóvenes en su primer trabajo. Inseguridad, desconocimiento, miedo… No es fácil que digan nada. Y si denuncian… son fantasias propias de la edad y el desconocimiento de la realidad laboral.

 – Mujeres que padecen alguna discapacidad. «Si ya es difícil para mí encontrar un trabajo, no lo voy a arriesgar denunciando», «quién me va a creer»…

 – Mujeres inmigrantes. Más de lo mismo…

 – Personas homosexuales y hombres jóvenes. Pueden ser víctimas de acoso tanto por mujeres como por otros hombres. Más frecuente si son sus jefes.

Consecuencias emocionales del acoso sexual en el trabajo

Las personas que son acosadas sexualmente pueden llegar a atravesar un auténtico calvario. En muy pocas ocasiones comparten o denuncian el acoso que sufren. Ni en el trabajo, ni con amigos. La víctima puede pensar que nadie va a creerla. Una misma situación puede ser considerada o no acoso sexual por diferentes personas. El acosador puede pensar que su conducta es completamente inocente. Que solo es un trato afable y cariñoso.

Otra dificultad para la denuncia es encontrar el momento adecuado. Demasiado pronto puede hacer parecer a la víctima como una exagerada. Demasiado tarde, como una consentidora. Y la misma soledad puede sentir si en la empresa se niega a aceptar el acoso. La víctima queda como una persona oportunista que quiere lograr algo a cambio de la denuncia.

Todo esto puede generar situaciones de angustia ante la idea de tener que volver a pasar 8 horas en un ambiente que vive como hostil. El aislamiento del resto de compañeros, la incomprensión , el miedo a que no la crean, a perder el puesto de trabajo… Las horas que pasan en el trabajo dejan de ser productivas. Aumentan las ausencias al trabajo. Y acaban, muchas veces, siendo despedidas por bajo rendimiento.

El lugar de trabajo se asocia con las experiencias degradantes y ofensivas.

Pérdida de la confianza en sí misma. Aumenta su malestar dentro y fuera del trabajo. Esto puede llevar a conflictos con personas cercanas, incluso a separaciones y divorcios. La imagen de sí misma se cosifica y le impide manifestar libremente su manera de ser y estar. Vigilan su ropa, pueden llegar a dejar de maquillarse para evitar provocaciones…

En casos graves las víctimas puede llegar a desarrollar estrés post traumático:

  • Pesadillas en las que se reviven los sucesos
  • Flashback y recuerdos recurrentes
  • Evitan situaciones que le recuerden el acoso: llegando a tener que dejar de trabajar definitivamente
  • Sentimientos de vulnerabilidad y miedo ante otras situaciones no reacionadas
  • Sensación de estar atrapada en una situación sin salida ni escapatoria…

Cómo evitar el acoso sexual en el trabajo

Sin duda, las empresas tienen mucho que hacer en este terreno. Es imprescindible que adopten una posición de intolerancia total ante este tipo de comportamientos.

No podemos victimizar doblemente a la persona que sufre haciendo recaer sobre ella toda la responsabilidad de evitar el acoso. Cada uno de nosotros somos responsables de no tolerar comportamientos degradantes u ofensivos con compañeros, por mucho que se produzcan en modo gracieta o broma entre compañeros.

Como víctima, el primer paso es exigir al acosador que cese en esas conductas. Da igual que se muestre ofendido o nos ataque con su indiferencia. Si persiste, no queda otra que denunciar, la ley está de parte de la víctima. Cada vez más empresas son conscientes del grave perjuicio que supone ser consentidoras del acoso.

La empresa se juega mucho: el clima laboral y la motivación de la plantilla se ve afectada, baja la productividad y la rentabilidad, y afecta a una desastrosa imagen externa de la empresa.

Si eres víctima de acoso sexual en tu trabajo y te ves incapaz de pararlo o denunciar, pide ayuda profesional. Empieza por aprender a gestionar los efectos emocionales del acoso y luego decide cuál es la mejor opción para ti.

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En su web puedes consultar un artículo en el que recogen un estudio publicado por el Journal of American Medical Association (JAMA) ha encontrado vínculos significativos entre el trauma sexual y los problemas de salud en curso en las mujeres.

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