Cómo puede ayudarnos el mindfulness a mejorar nuestro rendimiento deportivo

Ahora que nuevamente podemos salir a hacer ejercicio, te contamos cómo el mindfulness puede ayudarte a aumentar el rendimiento de la actividad deportiva que realices.

Probablemente, muchas de las veces que hemos optado por comenzar la práctica de un deporte nos hemos preguntado: ¿qué podría hacer para ser mejor haciendo esto? Algunas de las respuestas que pueden aparecer pasan desde la práctica continuada y extendida de la actividad, la imitación de aquellos que consideramos extraordinarios en dicha actividad, incluso, las trampas.

Sin embargo, y siendo todas estas válidas (puede que alguna de ellas menos ética…), sorprendentemente la respuesta a esta pregunta puede encontrarse más allá de nuestro cuerpo, en nuestra mente. Esto es lo que defienden algunos autores como Birrer y Morgan (2010) y una de las técnicas más útiles para ello es el Mindfulness o “atención plena” (Mañas y col., 2014).

Pero ¿en qué consiste esto del Mindfulness? ¿Cómo puede ayudarme realmente a conseguir mejorar? Si puede ayudarme, ¿cómo puedo comenzar a practicarlo? En este artículo intentaremos responder a todas estas preguntas.

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¿Qué es el mindfulness?

El Mindfulness es una terapia psicológica de tercera generación basada en formas de meditación asiáticas. El término en castellano para esta terapia es “atención plena”, el cual implica que nos concentramos en la tarea que estemos realizando en ese momento, sin que nuestra mente divague sobre el futuro o el pasado, permitiéndonos centrar la atención en el presente, desde una perspectiva neutral.

El objetivo del Mindfulness, por lo tanto, no es el control o supresión de los pensamientos, emociones o sensaciones corporales, más bien consiste en la aceptación de estos, experimentando y comprendiendo que son eventos transitorios.

La persona que practica mindfulness aprende a observar y aceptar los pensamientos, las sensaciones y las emociones que experimenta. A través de la observación se aprende a centrarse en el presente y experimentarlo, alejándonos de preocupaciones u obsesiones que podamos tener.

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¿Cómo puede ayudarnos el mindfulness?

Control de las emociones

Existen emociones que ayudan a nuestro rendimiento deportivo, como la alegría, el optimismo o la seguridad. Estas pueden marcar de forma directa el rendimiento en la práctica del deporte. El Mindfulness puede ayudarnos a generar estas emociones y liberarnos de otras que puedan lastrarnos como la apatía, la tristeza o el miedo.

Autoinstrucciones y auto diálogo

Son aquellas órdenes o mensajes que nos damos a nosotros mismos para realizar una acción. Estas sirven en el deporte para adquirir habilidades nuevas, para que la motivación o la autoestima aumenten, para comenzar a realizar la acción o para el mantenimiento del esfuerzo en situaciones extremas, ayudando a mantener nuestra atención en la actividad.

Apoyo en la recuperación de lesiones

Una lesión puede suponer un momento muy duro cuando estamos practicando un deporte. El apoyo del Mindfulness puede ser útil para vencer a los sentimientos y pensamientos negativos que se produzcan en el periodo en el que se extienda la lesión y para mantener nuestra atención y ánimo en el proceso de recuperación y rehabilitación.

Mejora en la toma de decisiones

En todos los deportes un factor diferencial es la toma oportuna de decisiones. Al permitirnos mantener nuestra atención focalizada en la actividad, el Mindfulness puede ser muy eficaz a la hora de poder seleccionar entre todas las opciones la más óptima que nos permita conseguir nuestros objetivos.

¿Cómo comenzar a practicar mindfulness?

Aunque para poder practicar Mindfulness de la mejor manera posible lo más conveniente sería consultar a un experto en esta terapia que conozca nuestro caso particular, aquí van varios consejos que se pueden seguir para comenzar a ponerlo en práctica:

  1. Encuentra un lugar tranquilo y seguro, alejado de distracciones y ruidos que puedan interrumpirte.
  2. Toma posición en un asiento con la espalda recta. De este modo podrás evitar tensiones musculares que puedan resultar molestas.
  3. Toma el control de tu respiración. Este paso es importante por dos razones: nos ayudará a obtener el oxígeno que necesita nuestro cuerpo y es un primer paso hacia la focalización de la atención de manera sostenida. El ritmo de la respiración es libre, puede ser elegido por ti, lo importante es que seas capaz de controlarlo.
  4. Rastrea lo que pasa en tu cuerpo. Puede sonar extraño, pero es importante ir centrándonos en cada una de las partes de nuestro cuerpo para ser conscientes de cómo nos encontramos y para poder enfocar nuestra atención. Puedes comenzar por uno de los pies y seguir subiendo por el resto del cuerpo hasta llegar a la cara. También puede resultar útil poner nombre a aquellas sensaciones desagradables que encontremos y pensar por qué están ahí de manera posterior.
  5. Para terminar, relájate, vuelve a tomar el control de tu respiración y focaliza tu atención únicamente en esta.

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También puedes intentar aumentar tu atención en tareas que pueden ser rutinarias y donde normalmente prestamos más atención a otras cosas como puede ser la hora de la comida o el momento de darnos una ducha. De esta manera, empezando por tareas más sencillas, nos será más fácil aplicar esta “atención plena” en actividades más complejas.

Te agradecemos que compartas tu opinión sobre este tema en el blog. ¿Te animas?

Diego Bustamante Leal
Diego Bustamante LealPsicólogo