Antonio Crespín Pérez
Antonio Crespín PérezPsicólogo en prácticas

¿Qué es real? Aprende a distinguir ilusiones, delirios y alucinaciones

Está claro que no todas las personas sentimos, pensamos o hacemos lo mismo en una situación determinada. Ni si quiera una misma persona reacciona de la misma manera ante una situación que se repite. Cada uno tiene una perspectiva propia aunque se pierda información de la realidad o se modifique. Es por esto que la realidad es relativa y cada uno tiene su verdad. El proceso psicológico de la percepción está estrechamente relacionado con esta idea.

La sensación provocada por las reacciones físicas de los cinco sentidos de nuestro organismo (*), sumada a la interpretación subjetiva que hacemos para darle significado a esa información que nos llega, se denomina percepción.

(*) ¿Sabías que en realidad no solo existen cinco sentidos? Además de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, se consideran sentidos tanto al equilibrio, gracias al cual conocemos la orientación de nuestra cabeza, como a las cinestesias, que nos informan de la posición o movimiento de los miembros de nuestro cuerpo.

La percepción es un proceso automático, rápido e inconsciente de nuestro cerebro y, al mismo tiempo, muy sofisticado. La información que captamos a veces puede ser ambigua, cambiante y ruidosa, y el objetivo es construir representaciones mentales claras, estables y con significado. Pero esta tarea no es tan fácil. En ocasiones, interpretamos erróneamente la realidad pero no son nuestros sentidos los que nos engañan, ya que solo reciben la información y la transmiten al cerebro. En esta línea podemos encontrar las ilusiones, las alucinaciones y los delirios.

Ilusiones perceptivas

Las ilusiones son fenómenos que, aún siendo físicamente posibles, no se corresponden con la realidad. En otras palabras, las propiedades físicas del objeto no se corresponden con lo percibido. No hay convencimiento absoluto de la persona de que el estímulo sea como lo percibe, por lo que esta percepción errónea es corregible.

En la sencilla ilusión de Müller-Lyer, dos segmentos realmente iguales en tamaño parecen más o menos grandes dependiendo de donde apunten las flechas, como se puede ver en la imagen:

segmentos

Otro ejemplo muy gráfico de ilusión perceptiva visual es la parrilla de Hermann, aunque debemos saber que también existen ilusiones relacionadas con otros sentidos. En este caso, sucede que cuando se mira un patrón con cuadrados negros sobre un fondo blanco parece que surgen puntos grises en los cruces de las líneas blancas. Sin embargo, estos desaparecen cuando se mira detenidamente el lugar donde estaban.

Alucinaciones

Las alucinaciones son percepciones que se dan en ausencia de un estímulo que las desencadene. Son invenciones de la mente. La persona que las sufre no puede controlarlas y tiene la sensación de que son reales.

A pesar de lo que la gente cree, las alucinaciones no siempre están asociadas a trastornos o son patológicas. De hecho, son más comunes de lo pensado. Existe hasta un 38,7% de incidencia en la población general (¡incluyendo población sana!) Un caso cotidiano es oír el timbre sin que haya sonado.

Pueden darse por consumo de drogas, altos niveles de estrés, traumatismos o tumores. Por ejemplo, algunas personas cuentan haberse visto en perspectiva fuera de su cuerpo en experiencias próximas a la muerte.

También son muy características de la esquizofrenia paranoide las alucinaciones auditivas en segunda persona que ordenan a quién las padece hacer algo.

Delirios

Los delirios son creencias falsas fijas e incorregibles que se dan por un estímulo externo, a diferencia de las alucinaciones. Son distorsiones de objetos presentes. No confundir con el delirium o Síndrome Confusional Agudo; solo son síntomas.

Los delirios pueden clasificarse en persecutorios, de grandeza, religiosos, somáticos, erotomaníacos, de celos, y mixtos. En el personaje de Alonso Quijano en Don Quijote de la Mancha podemos apreciar algunos de estos delirios. Por ejemplo, vemos el delirio persecutorio cuando se enfrenta a los molinos de viento y los odres de vino confundiéndolos con gigantes. O el delirio de grandeza cuando promete una ínsula a Sancho. También algunas películas exitosas han usado los delirios para construir su trama como es el caso de Origen. Está basada en el delirio de inserción del pensamiento. Este delirio consiste en la creencia por parte de la persona de que le están introduciendo pensamientos que no son propios desde el exterior.