Lo que tu ropa dice sobre ti

La vestimenta como lenguaje

Es innegable que la ropa ha dejado de cumplir únicamente con su utilidad encaminada a cubrir nuestras necesidades básicas y facilitarnos nuestro día a día, para pasar a cumplir una clara función estética. Esto se acentúa con la aparición de prendas que van precisamente en contra de esta funcionalidad, como el corsé en la época del Renacimiento o los tacones de aguja en la actualidad. Y es que la moda nos permite resistir todo tipo de sufrimientos.

En la actualidad, el vestido es expresivo. Mediante la ropa podemos transmitir nuestra posición ideológica, exhibir nuestro “status” o clase social a la que pertenecemos e incluso el oficio que desempeñamos si llevamos puesto algún tipo de uniforme. De hecho, como en el caso de los uniformes, hay vestimentas que tienen significado por sí mismas, los trajes de boda, trajes de gala, etc.

la moda como un símbolo

Nuestra identidad reflejada en la moda

En la forma de vestir se refleja una parte de nuestra personalidad. Hay quienes se atreven más a jugar con la moda y son más transgresores. Hay a quienes por el contrario les gusta pasar inadvertidos y utilizan prendas neutras. Están, también, los que siguen a pies juntillas las últimas tendencias y renuevan constantemente su armario o en la antítesis los que son más clásicos y permanecen fieles a su estilo.

La moda actúa como un símbolo en el cual se reflejan numerosos aspectos de nuestra identidad. Cuando cada mañana vamos a nuestro armario y elegimos la ropa que nos pondremos ese día, nos encontramos ante la oportunidad de poder expresar una pequeña parte de quienes somos.

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Identificación con el grupo: La forma de vestir es similar dentro de los miembros de un grupo.

La moda también tiene un importante papel en la identidad de un grupo. No sé si tendemos a agruparnos con personas con las que compartimos cosas, entre ellas una vestimenta similar; o es que seguimos la moda para poder ser aceptados por los miembros de nuestro grupo de referencia.

Sin embargo, algo que sí que es un hecho, es que la moda sirve para ayudar a distinguir unos grupos de otros. Un ejemplo claro, son las distintas “subculturas” o “tribus urbanas”, como los góticos, los hippies, los hipsters o la moda trap en la actualidad. Cada una de ellas con una forma de vestir característica y definitoria del grupo.

¿Existe relación entre nuestra vestimenta y nuestras emociones?

Rotundamente sí. De hecho, los profesionales de la psicología solemos fijarnos mucho en la apariencia de la persona que viene a consulta, puesto que esto ya nos puede dar algunas pistas sobre cómo se puede sentir y cuál será su motivo de consulta.

Hay numerosos estudios que demuestran que cuando experimentamos momentos de tristeza, somos mucho más propensos a elegir colores apagados. Así mismo, elegimos ropa ancha que esconda nuestra silueta y nuestras prendas más básicas y antiguas. Sin embargo, cuando estamos felices queremos lucir nuestra prenda favorita y nos atrevemos a probar con combinaciones más arriesgadas y ropa más llamativa.

Por lo tanto, nuestra forma de vestir influye en lo que los demás opinan de nosotros. Y también en lo que nosotros transmitimos en un momento dado acerca de nosotros mismos. Es un reflejo de cómo nos sentimos.

Una vez que conocemos todo esto, podemos incluso darle la vuelta. Podemos utilizar el análisis de nuestra vestimenta para conocernos y que nos dé alguna pista acerca de cómo nos podemos sentir. Porque  hay veces que hasta para nosotros mismos es difícil saberlo.

Así que a partir de ahora, cuando vayamos a nuestro armario y nos dispongamos a elegir cómo nos queremos vestir, ya sea para nuestro día a día o para asistir al evento más esperado del año, mantengamos nuestros sentidos en alerta. Con ese gesto cotidiano estamos diciendo mucho de nosotros.

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Esther Bordallo
Esther BordalloPsicóloga