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La primavera es para muchos la mejor estación del año
Desde Haztúa decimos adiós al invierno y le damos la bienvenida a la primavera. Porque a pesar de llevar días dando vestigios de llegada hoy será cuando comience oficialmente la estación de la luz y las flores.
Queremos compartir contigo la llegada de la primavera. Y, con ella, hablarte de los beneficios que el incremento de horas de luz tiene en nuestra salud en general y en nuestro estado de ánimo en particular.
¿Qué aporta el sol a nuestro organismo?
El Sol nos proporciona Vitamina D y ésta es clave para un buen funcionamiento de nuestro organismo. A pesar de que hace falta más investigación se ha observado que nos protege de infecciones. También previene enfermedades como la obesidad o la diabetes, aumenta la producción de músculos, mejora el equilibrio y la salud cardiovascular. Además previene algunos tipos de cáncer como el de colón o el de mama.
Pero, sobre todo, se relaciona directamente con la regulación de la absorción del calcio que hace nuestro organismo. Y, por tanto, con la densidad ósea de nuestros huesos. Un déficit de esta vitamina nos llevaría a correr el riesgo de desarrollar osteoporosis en la edad adulta. Esta enfermedad hace que los huesos se vuelvan más porosos, más frágiles y se rompan con mayor facilidad. También provoca osteomalacia (huesos débiles, dolor en los huesos y debilidad muscular).
¿De dónde obtenemos la Vitamina D?
Se estima que solo el 30% de la vitamina D que necesita nuestro cuerpo proviene de la alimentación. La encontramos en pescados como la sardina, el atún o el salmón, los lácteos, la yema de huevo, o los champiñones. El resto lo produce nuestro cuerpo de forma natural gracias a la exposición a la luz solar, sintetizándolo a través de la piel. Otra manera de conseguir el aporte necesario de esta vitamina sería tomar suplementos vitamínicos, siempre con prescripción médica. Pero como todo medicamento han de tenerse en cuenta los efectos secundarios y las contraindicaciones.
Vitamina D y estado emocional
Pero más allá de la salud física tenemos la emocional. Estudios recientes asocian un nivel deficiente de Vitamina D con un mayor riesgo de padecer depresión. Esta relación parece estar vinculada a que la Vitamina D interviene en la síntesis de las llamadas hormonas de la felicidad. La dopamina es un neurotransmisor estimulante generador de bienestar y placer. La serotonina es un neurotransmisor inhibidor encargado de mantenernos tranquilos y de buen humor. Con un nivel adecuado de estas hormonas ayudaremos a nuestro estado de ánimo a mantenerse más estable.
El trastorno afectivo estacional (TAE)
Este trastorno sugiere que existe cierta correlación entre el estado de ánimo y los ritmos de luz. Este trastorno es una forma de depresión que aparece según se acercan el otoño y el invierno, a medida que las horas de luz van disminuyendo. Cambios bruscos en el estado ánimo, sentir tristeza o irritabilidad, estar más sensibles, ser más autocriticos, llorar con facilidad, ser incapaces de disfrutar, sentir insatisfacción, tener poca energía, dormir más de lo normal, sufrir falta de concentración, tendencia a comer más y un largo etcétera de síntomas.
Podemos notar que nuestro rendimiento académico baja, que no nos apetece tanto salir con amigos o que nos cuesta mucho levantarnos por las mañanas. Estos cambios tenderemos a atribuirlos a causas como sobrecarga de trabajo, problemas de pareja, hijos, duelos… antes que pensar en la posible influencia estacional. Esto afecta de manera inconsciente a nuestra autoestima y podemos en ocasiones sentirnos frustrados y aislados. El hecho de que los síntomas desaparezcan cuando llegan las estaciones de primavera y verano es el factor clave que distingue este trastorno de otro tipo de depresiones.
Estudios y experimentos
En la Universidad de Elmhurst (Illinois, EEUU) se llevó a cabo un estudio del cual se extrajo la conclusión de que cuanto más brilla el sol, más fácilmente se relacionaban las personas. Comprobaron así la conexión existente entre cantidad de luz y las relaciones sociales. En la misma línea, en la Universidad de Humboldt (Berlín, Alemania) llegaron a los mismos resultados con un experimento muy simple. Un investigador situado en un sitio de paso tanto días de sol como nublados, simplemente sonreír a las personas que pasaban por allí. Curiosamente, se dieron cuenta de que la gente se mostraba más dispuesta a corresponder con una sonrisa los días de sol que los días nublados.
Los expertos sugieren que de alguna manera nuestro cerebro reacciona a la falta de luz natural provocando una disminución en la producción de serotonina. Entre los efectos de la serotonina encontramos que genera sensación de bienestar, tranquilidad y satisfacción además de aumentar la concentración y la autoestima. De hecho los antidepresivos más conocidos son básicamente eso, medicamentos que inhiben la recaptación de serotonina.
También cumple un papel importante la melatonina, hormona asociada con el sueño. Esta hormona se sintetiza cuando hay oscuridad, por tanto su concentración aumenta a medida que los días empiezan a ser más cortos, lo que podría llevarnos a sentirnos somnolientos y sin energía.
Fototerapia como tratamiento
Es tal la influencia que los rayos de sol tienen en nuestra salud, que se ha desarrollado una terapia basada concretamente en eso. Se trata de proporcionar un aumento de luz de manera artificial como tratamiento para aliviar síntomas en algunas enfermedades, y entre ellas los trastornos del estado de ánimo. Fototerapia es como se conoce este método complementario a otras terapias médicas o psicológicas. Se asocia a ciertos beneficios en trastornos como el TAE (Trastorno Afectivo Estacional) que algunas personas padecen por esa disminución de horas de luz. De hecho en los países nórdicos es ya un tratamiento muy extendido para aliviar síntomas de la depresión. Es algo que tiene sentido si tenemos en cuenta que son países más alejados ecuador y por tanto con menor número de horas de luz.
Me gustaría terminar aportando otro ejemplo, cuanto menos curioso. La doctora Anna Puigvert, del Instituto de Andrología y Medicina Sexual, en una entrevista hablaba de la gran cantidad de pacientes que acuden a la consulta en otoño con problemas sexuales ocasionales que casualmente van remitiendo a medida que se acerca el verano. La doctora Puigvert asocia esta correlación al aumento de las horas diurnas las cuales estimulan glándulas que liberan hormonas relacionadas con la sexualidad.
“La ciencia nunca ha conseguido un agente tranquilizante tan eficaz como un soleado día de primavera.” (W. Earl Hall)
No os olvidéis, se acerca el cambio de hora, el domingo 31 adelantamos una hora el reloj y a las 2 serán las 3.
Me ha parecido muy interesante. Tengo 38 años y cuando tenía 22 empecé a notar sobre todo en la primavera mucha falta de energía, ganas de dormir, me costaba despertarme, apátia… Me sentía rara porque la primavera es la estación del año que más me gustaba. Bajes mi doctora y me comentó que se trataba de la abstemia primaveral. En otoño también me ocurre.
Efectivamente, Maris, no todo el mundo vive la llegada de la primavera como algo positivo en lo que se refiere al estado de ánimo. La astenia primaveral sería la otra cara de la misma moneda que afecta hasta un 10% de la población. Sentirse decaído, desganado, irritable o con cierta ansiedad es la consecuencia de una serie de factores que se acumulan al llegar esta estación. El cambio de hora, el aumento de temperatura y presión atmosférica alteran la regulación en los ritmos circadianos. Adaptarse a las nuevas condiciones supone mayor gasto de energía y cuando el organismo no cubre esa demanda se produce esa sensación de cansancio.
En cualquier caso, este trastorno va remitiendo por si solo en un par de semanas. Si no fuera así y los síntomas continuaran en el tiempo lo mejor es hacer como tú y pedir consejo de un profesional de la salud.
Muchas gracias por compartir tus comentarios. Un saludo,
Miriam