Si sólo pensar en ponerte delante de un volante te horroriza, éste post te interesa.
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Amaxofobia ¿Conduces o te llevan?
La amaxofobia es un trastorno de ansiedad. Tras aprobar el examen de conducir se nos brinda una deseada independencia. Entonces ya no visualizamos límites geográficos que nos impidan alcanzar nuestros sueños. Sin embargo, en algunos casos, se puede llegar a vivir la conducción como tremendamente estresante. Y dicha situación nos condiciona en nuestra vida cotidiana.
El malestar presente en la conducción puede variar en intensidad. Si bien un cierto grado de ansiedad es adaptativo y facilita ponernos en situación de alerta y anticipar posibles riesgos. En España, el 54% de conductores sufren distintos niveles de ansiedad en su conducción. En el 22% los niveles son elevados y alrededor de un 4% presentan amaxofobia (Estudio ATTITUDES, 2010).

El miedo a conducir paraliza e incapacita frente al volante
Si estás entre ese porcentaje de gente que, a pesar del malestar, no cejas en tu empeño de conducir, enhorabuena. En caso contrario, la siguiente información te será útil para comprender tu situación.
Diferencia entre miedo y fobia
Las personas con miedo son conductores que obtuvieron el permiso y no han llegado a realizar una conducción habitual o llevan un largo periodo sin hacerlo. Por el contrario, las personas con fobia han sufrido algún episodio desagradable al volante. Suelen ser conductores veteranos, generalmente mujeres entre 30-40 años.
La vivencia desagradable sucede en un entorno hasta la fecha seguro y cotidiano, y su aparición espontánea desconcierta a la persona. Dichas vivencias suelen estar relacionadas con padecer y/o presenciar un accidente de tráfico. También al experimentar un ataque de pánico o ansiedad, entre otros. No obstante, no tiene por qué tener una relación directa con un problema de conducción. Aunque se haya exteriorizado en dicha actividad. A modo de ejemplo, una persona que está pasando por un proceso de divorcio complicado sufre un ataque de ansiedad de vuelta a su casa. La persona puede generar este trastorno cuando la razón del problema ha sido su nivel de estrés.
Síntomas
Las sensaciones y reacciones corporales que se experimentan a la hora de conducir son variadas. Por ejemplo: angustia, pesadillas antes y tras la conducción, boca seca, sudor de manos, temblores, pensamientos negativos e irracionales, visualizar accidentes… Todo ello provoca sentimientos de inseguridad y vulnerabilidad.
Por otro lado, las personas realizan conductas de seguridad como son:
- agarrar muy fuerte el volante,
- conducir sólo por el carril de la derecha,
- de día o con buena climatología,
- ir acompañado
- evitar horas de mucha fluidez del tráfico,
- únicamente a la zona urbana
- circular a una velocidad inferior a la recomendada
- evitar carreteras sin arcén, así como puentes, túneles
- evitar pendientes pronunciadas en las que realizar una respuesta de huida y obtener un alivio inmediato es más complicado…
Otro aspecto importante a tener en cuenta para la comprensión de la fobia son los miedos que se generan en torno a la conducción:
- a tener un accidente o resultar heridos,
- quedar atrapados en un atasco,
- atropellar a alguien,
- provocar enfado o críticas de otros conductores,
- tener un ataque de pánico o desmayarse…
Superar el miedo
Basta con pensar que dicha situación sea posible para que se instaure con mayor intensidad y certeza. La mejor manera de afrontar el miedo es aprender a tolerarlo y a convivir con él, ya que la evitación genera mayor incremento de los temores.

Con la ayuda adecuada es posible superar el miedo a conducir
Acudir a la autoescuela para tomar clases de perfeccionamiento y reciclaje es clave en las personas con miedo para ganar confianza de nuevo al volante. En el caso de las personas con fobia, es necesario enfrentar dichas inseguridades de forma gradual y con una exposición segura, aprendiendo a dirigir la ansiedad de una forma correcta y a re-elaborar los pensamientos y la interpretación que realicemos de los mismos.
El entorno puede facilitar apoyo y motivación a la persona con amaxofobia, pero no siempre es fácil comprender la situación y poder prestar ayuda. Ante esta situación, consulte con un profesional.
No hay motivo para aplazarlo más, ¿cuántos kilómetros de libertad estás dispuesto a no seguir recorriendo?
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